martes, 27 de noviembre de 2012

Tradiciones Evangélicas I: EL DIEZMO

    



     Desde siempre es algo que continuamente habíamos oído, "hay que apartar el diez por ciento de lo que se gana para la ofrenda, para el Señor". Si ganas 1000, pues 100, si ganas 500 pues 50... y así sucesivamente. En mi casa lo dábamos por hecho, pero, profundizando en las Escrituras, uno se da cuenta de que el tema del diezmo quizás no haya sido tratado correctamente, -al menos en mi caso pienso que así ha sido-, en la iglesia evangélica en general. Estudiando sobre el tema en la Biblia, surgen las siguientes preguntas: ¿es bíblico el diezmo? ¿está aún vigente para nosotros?

    A la primera pregunta, la respuesta es que SÍ, que estaba establecido en las Escrituras, para el pueblo de Israel. En cuanto a la segunda pregunta, la respuesta es NO, pienso que no está vigente para nosotros como un mandato expreso para los creyentes gentiles. Seguidamente paso a ampliar y respaldar estas respuestas en base a las Escrituras:

     Deuteronomio 14:22-23 "Diezmarás fielmente todo el producto de tu sementera, lo que rinde tu campo cada año. Y comerás en la presencia del Señor tu Dios, en el lugar que El escoja para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu mosto y de tu aceite, y los primogénitos de tus vacas y de tus ovejas, para que aprendas a temer siempre al Señor tu Dios".

     De estos versículos se desprenden varias enseñanzas: El diezmo era una especie de impuesto nacional, religioso. Se debía de dar en productos de la tierra o del ganado. Se entregaba una vez al año. Cuando se construyó el templo (el lugar escogido para poner su Nombre) se depositaba allí.

     En los siguientes versículos del cap. 14 de Deuteronomio, se dice que el que estuviera lejos del Lugar Santo, podía llevar dinero y al llegar allí cambiarlo por los productos que quisiera (con el tiempo se establecieron los cambistas, esos a los que Jesús tuvo que echar). Y que, cada tres años, el diezmo iría íntegramente para los levitas, los forasteros, los huérfanos y las viudas. Es interesante saber también que a los jornaleros no se les imponía el diezmo de su salario, en su caso se trataba de ofrendas voluntarias.

     En definitiva, el diezmo estaba circunscrito al pueblo de Israel y al templo. En mi opinión, es muy probable que los primeros discípulos que tuvieran tierras o ganado, al ser judíos, siguieran llevando al templo sus diezmos, al igual que seguían participando de las costumbres de su pueblo. Pero el diezmo NO TIENE NADA QUE VER CON LA IGLESIA,-de la misma manera que hay mandamientos que solo te afectan si  eres levita, por ejemplo-, y menos aun con las asambleas gentiles, a los que no les eran impuestas las costumbres judías, como ya vimos. Los apóstoles y los primeros discípulos no diezmaban cuando se reunían, ni enseñaron a las iglesias a hacerlo. Las ofrendas eran voluntarias y secretas, y algunos daban mucho más que el diezmo pues DABAN TODO LO QUE TENÍAN. (Hechos 4:32-37, 1 Corintios 16:2,  2ª Corintios 9:7).


                                          

    Siempre que se menciona el diezmo en la Biblia tiene que ver con el pueblo hebreo, los fariseos habían llevado hasta el extremo esta observancia, cosa que el Señor les recriminó en Mateo 23:23, no porque no debiesen diezmar, sino porque prestaban más atención a ello que a la justicia o la misericordia. ¿Quiere decir esto que los creyentes no debemos ofrendar? en absoluto -de hecho yo no he encontrado a ningún verdadero creyente que diga tal cosa-, vemos en el Nuevo Testamento, que eran muy generosos y que la prioridad de estas ofrendas era "el acordarse de los pobres" y que también los que trabajaban a tiempo completo difundiendo el evangelio, tenían derecho a recibir su sustento de estas ofrendas.

    En definitiva, en mi opinión particular, se puede sugerir, recomendar, aconsejar... el diezmo como una forma muy buena de organizar la ofrenda personal, fijándonos en este modelo por el que se regía el pueblo escogido, obedeciendo al Señor, pero nunca se debe imponer. Para personas que cobran poco, el diezmo puede ser demasiado y al contrario si cobran mucho. No se pueden poner cargas de conciencia en este asunto a personas que lo que necesitan es ser ayudadas, y menos aún utilizando textos como el famoso de Malaquías, que como ya he explicado se encuentra dentro del contexto del pueblo de Israel y del templo. Tampoco vale decir que no tenemos para ofrendar y luego gastarnos el dinero en caprichos innecesarios. Concluyendo, lo suyo es hacer caso, como siempre, a la Palabra:

     "Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por necesidad porque Dios ama al dador alegre."

    

miércoles, 21 de noviembre de 2012

De Jerusalén a Roma (parte III)




     Así pues, tras las rebeliones judías, y la consecuente dispersión de la iglesia judeocristiana, las congregaciones gentiles, fueron poco a poco introduciendo costumbres paganas en sus reuniones y dejaron que la filosofía griega fuera influyendo en sus doctrinas, además, como el judaísmo pasó a estar mal visto en todo el imperio, los cristianos intentaban distanciarse y no ser confundidos con ellos. Aunque con esto no quiero quitar ni un ápice de valor, ni de reconocimiento a tantos y tantos hermanos que en los primeros siglos dieron su vida por Aquel que entregó la suya en la cruz y que contribuyeron con sumo coraje a la difusión de la Palabra de Dios por todo el mundo, entonces conocido.



     Pero el hecho de abandonar las raíces hebreas de la fe, trajo graves consecuencias, pues poco a poco, sobre todo en Roma, se empezó a dar mucha importancia a una supuesta tradición apostólica -por otra parte totalmente inventada, pues como hemos visto los apóstoles no dejaron las costumbres de su pueblo-, que justificaba cambios que, a la postre y con el pasar de los siglos, darían paso a las tremendas desviaciones que habitan en la iglesia católica.

     El historiador de la iglesia, Eusebio, relata dos controversias que tuvieron lugar en el s.II, en relación a la fecha en que debía celebrarse la pascua. A principios del s.II, Aniceto, obispo de Roma se reunió con Policarpo quien fue discípulo del apóstol Juan, para tratar este tema. Las iglesias de Asia, entre ellas la de Policarpo, guardaban la pascua en el día señalado, cuando los judíos sacrificaban al cordero pascual, el 14 de Nisan, cayera donde cayera en cuanto al día de la semana. Sin embargo, en Roma se había considerado que lo correcto era celebrarla en domingo y Aniceto intentó sin éxito convencer a Policarpo, pero ambos se despidieron en paz. Sin embargo, algunos años después, otro obispo de Roma llamado Víctor, ya intentó imponer por la fuerza, bajo amenaza de excomunión, el cambio en la celebración de la pascua a las iglesias de Asia, aunque gracias a la actuación de otros obispos como Irineo la cosa no fue a mayores.

     Entre tanto, la iglesia sufría periodos de gran persecución, a pesar de lo cual, no dejaba de crecer y crecer, dando buen testimonio entre el pueblo, teniendo una sana doctrina en cuanto a la salvación por la fe en el Señor, no se adoraban imágenes ni santos, y se reconocía a Jesús como el único mediador, no obstante, ya se empezaron a meter doctrinas extrañas influidas por la filosofía griega. Entonces el adversario cambió de táctica y a principios del s. IV el emperador Constantino oficializó el cristianismo como la religión oficial del estado, le dio riquezas y poder a los obispos y fue a partir de ese momento, cuando la asimilación y la paganización entraron de lleno en las iglesias. Se prohibió expresamente celebrar ninguna fiesta que coincidiera con la de los judíos, lo que ha provocado que aún hoy haya un desconocimiento general, incluso en los seminarios, de las Fiestas Señaladas y de la profecía incluida en ellas.

     El distanciamiento del judaísmo producido en los primeros siglos, dio lugar al antisemitismo, que tuvo su máximo apogeo siglos después con la inquisición y las cruzadas. Las fiestas paganas se cristianizaron, por ejemplo, se impuso el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre que era el día del dios sol, cuando la realidad es que estudiando las Escrituras, podemos llegar a la conclusión que él nació durante la Fiesta de los Tabernáculos (finales de septiembre-principios de octubre). Y es que si leyéramos los evangelios desde una perspectiva hebrea, apreciaríamos mejor muchas cosas, que han sido deformada por la tradición, os paso este enlace, que aunque, en mi humilde opinión tiene algún fallo -sobretodo en la disposición de los discípulos en la última cena-, sí relata los hechos de los evangelios de una forma más cercana a la realidad:http://www.youtube.com/watch?v=JbUNBpUy0Hg

     Con el paso del tiempo esta paganización, dio lugar a la idolatría, la adoración a María y los santos, doctrinas como el limbo, el purgatorio o las indulgencias, el papado romano, etc.. en fin, todas las tremendas desviaciones que habitan en la iglesia católica.

     Desde el mismo s. IV con Prisciliano, ya existieron grupos de cristianos que se oponían a esta paganización, grupos que fueron acusados de heréticos y que fueron aniquilados por la iglesia de Roma, valdenses, anabaptistas... sufrieron de su persecución, hasta que en el s. XVI el Señor permitió que triunfara la reforma en Alemania, y un soplo de aire fresco regó toda la cristiandad. Sin embargo, era tal la cantidad de tradiciones paganas que habitaban en la iglesia católica, que la reforma no pudo desprenderse de todas y en las iglesias evangélicas tenemos muchas de ellas, de las que hablaremos próximamente si Dios quiere. En 1967 coincidiendo con la reunificación de Jerusalén, el movimiento judío-mesiánico obtuvo un crecimiento sin precedentes, por primera vez después de dos mil años, judíos predicaban a otros judíos acerca de Yeshúa el Mesías. Y es a través de estos hermanos conocedores de las raíces hebreas, que podemos acercarnos más fidedignamente al relato de los evangelios.

martes, 13 de noviembre de 2012

De Jerusalén a Roma (parte II)



     Tras la declaración de Pedro, los hermanos reunidos en Asamblea, decidieron que no se debía molestar a los creyentes gentiles con estos asuntos y establecieron unas normas generales para ellos, encomendando a algunos hermanos, para hacérselas llegar mediante una carta, en la que decían:

     "...Porque pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros mayor carga que estas cosas esenciales: que os abstengáis de cosas sacrificadas a los ídolos, de sangre, de lo extrangulado y de fornicación. Si os guardáis de tales cosas, bien haréis. Pasadlo bien." (Hechos 15:28-29).

     Para muchos comentaristas, los discípulos lo que hicieron es aplicar las normas que ya estaban establecidas, debían cumplir los extranjeros que se unían, o residían, junto al pueblo de Israel ,en Levítico cap 17.

     Pienso que fue una decisión excepcional, un modo perfecto en que pudieran convivir estos dos grupos de creyentes, los de origen judío y los gentiles. Pues para los hermanos judíos era un gozo permanecer en las costumbres de su pueblo, no de la forma extremadamente legalista de los fariseos, sino siguiendo el ejemplo del Señor, pues, Yeshúa, fue circuncidado, guardaba el sábado de la forma correcta y participaba de las fiestas que daban testimonio de Él. Por otro lado, los gentiles se sentían liberados de lo que para ellos era una carga, ateniéndose a esas sencillas e importantes normas. Pero todos tenían claro que era por la fe en Jesús y por su gracia, que podían obtener la salvación, como ya hemos visto.

     En mi opinión, lo que ocurrió fue que, a los primeros discípulos, les llegó por sorpresa la noticia de que miles de gentiles se estaban convirtiendo al Señor, a pesar de la gran comisión que Éste les enconmendó. Ellos estaban centrados en su mundo judío, esperando, además, un pronto regreso del Salvador, esta vez como Rey y para reinar. Creo que la carta de Pablo a los Gálatas, debió de ser escrita en ese momento en concreto, poco antes del concilio de Jerusalén, pues estos hermanos se veían forzados por algunos judíos creyentes, a seguir las normas de la Torah, tal es así que incluso el mismo Pedro fue amonestado por Pablo, y también Bernabé se vio confundido (Gálatas 2:11-13). Al menos el incidente con Pedro, debe de haberse producido antes del concilio de Jerusalén, pues si  hubiera acontecido después, Pablo habría hecho referencia a lo establecido en él y además sería señal de que dichas normas no se estaban aplicando, por parte de Pedro y Bernabe, lo que me parece altamente improbable.

     En definitiva, a partir del concilio de Jerusalén (año 50, aprox), pienso que había dos grupos en la iglesia primitiva, el de los judíos creyentes que seguían en las costumbres de su pueblo (aunque no de la forma estricta farisaica, y por supuesto, sabiendo que el único sacrificio que quitaba los pecados fue el del Mesías), y el de los gentiles que estaban exentos de guardarlas. Esto lo podemos ver en el capítulo 16 de Hechos, donde, por un lado, observamos que Pablo circuncidó a Timoteo, pues para los creyentes judíos era algo importante aunque no fuera necesario para la salvación, y por otro fue visitando a las iglesias entre los gentiles, entregando la carta con las recomendaciones de los apóstoles, adoptadas en el concilio. Y es por eso también, que el mismo Pablo que condenaba a los judaizantes de los gentiles, participaba y vivía las fiestas conforme a la Torah, tal es así que incluso hacía votos (Hechos 18:18).

     Y así fue funcionando la iglesia bajo la dirección de los apóstoles, desde Jerusalén. Eran lo hermanos gentiles los que estaban "injertados en el olivo" (Hechos 11:16-18), los que aprendían de las tradiciones hebreas disfrutando de la libertad en Cristo.

     Pero, tras la muerte de los apóstoles y las dos grandes rebeliones judías contra el imperio romano, la situación cambió. Después de las guerras, especialmente cuando el emperador Adriano decretó la expulsión de los judíos de su tierra (año 135), éstos y sus costumbres pasaron a ser proscritos en todo el imperio, se prohibió el estudio de la Torah y la observancia del sábado.

                   

     Y por desgracia, un cierto antisemitismo empezaba a aflorar dentro de la iglesia. Se empieza a imponer la interpretación alegórica de las Escrituras y a considerar que el verdadero pueblo de Dios ahora es sólo la iglesia. Al estar prohibido por ley guardar el sábado, los cristianos fueron teniendo sus reuniones en domingo, el día del dios sol, día oficial del imperio.

     De hecho, en una época tan temprana como el año 150 de nuestra era, Justino mártir en su diálogo con el judío Trifón, expone que la observancia del sábado y otras festividades eran una especie de castigo que el Creador había impuesto a ese pueblo rebelde y de dura cerviz. Y, con el paso del tiempo, se fue sembrando la idea de que este día debía ser sustituido por el domingo, como día sagrado de reposo. Por ello, hasta nuestros días ha llegado la enseñanza de que el domingo es el día sagrado a celebrar porque es el día en que el Señor resucitó, pero la realidad es que no hay un sólo texto bíblico que respalde esta afirmación. Todo lo contrario, el día de reposo es un pacto eterno (de Dios con el pueblo judío) establecido en los diez mandamientos. Otra cosa es que los gentiles no estemos obligados a guardarlo, pero creo que el peso de la tradición nos ha cegado en este asunto y no le damos el reconocimiento debido a este día que el Señor santificó.

      En definitiva, esas iglesias gentiles que eran las ramas injertadas en el olivo, pasaron, en muchos aspectos, a intentar ser el olivo, en el que se injertaban las historias del antiguo testamento de forma alegórica, para enseñanza. Y las iglesias judeocristianas, que habían huido de Jerusalén, estableciéndose al oriente del Jordán, cuando la vieron rodeada de ejércitos, conscientes de la profecía que Jesús hizo sobre ella, pasaron a un segundo plano. Los últimos testimonios que se tienen de hermanos judíos de los primeros siglos son el de Jerónimo, en el s. IV que describe a los que el llama "nazarenos", como judíos que aceptan al Mesías de tal manera que no cesan de observar la Ley, y el de Epifanio que cuenta que estos nazarenos son diferentes a los judíos en cuanto a la creencia en que Jesús es el Mesías, pero diferentes también a los cristianos pues siguen la Ley en lo demás, utilizando finamente el hebreo, en el que tienen además escrito el evangelio de Mateo.


     Por otro lado, en las congregaciones se empezaron a sustituir los obispos en plural, por uno solo que fue tomando poder, cambiando y jerarquizando la sencilla organización de la iglesia primitiva. Y, ya desde mediados del siglo II, el obispo de Roma, por estar en la capital del imperio intentaba imponer su criterio, sobre los otros tres centros importantes del cristianismo entonces; Alejandría, Antioquía y Jerusalén cuyo nombre el emperador Adriano cambió por Aelio Capitolina, pasando a ser griegos los obispos de allí, pues los judíos tenían prohibida la entrada a la ciudad.

continúa...

miércoles, 7 de noviembre de 2012

De Jerusalén a Roma (parte I)

     A veces, en nuestra mentalidad gentil, con nuestra cultura de herencia griega y romana, nos cuesta trabajo entender que tanto nuestro Salvador Yeshúa, como los apóstoles y los primeros discípulos eran profundamente judíos.

     Éstos no pretendían formar una nueva religión, sabían perfectamente que por las obras de la Ley ninguno podría obtener la salvación, pues ésta es por gracia, por la fe en Jesús, sin embargo, ellos continuaron de forma natural en las costumbres de su pueblo, pues se sentían judíos completos, ya que habían creído en el Mesías que Israel tanto tiempo había esperado (https://www.youtube.com/watch?v=SqKIfbSVDnA). Esto lo podemos observar en Hechos cap. 28:17-20, cuando Pablo, el gran defensor de la gracia y la justificación por la fe en Jesús, llega a Roma y permanece en una especie de arresto domiciliario, cita a los responsables judíos allí residentes y les dice lo siguiente:

"...Hermanos, sin haber hecho yo nada contra nuestro pueblo NI CONTRA LAS TRADICIONES DE NUESTROS PADRES, desde Jerusalén fui entregado preso en manos de los romanos...Por tanto, por esta razón he pedido veros y hablaros, porque por causa DE LA ESPERANZA DE ISRAEL llevo esta cadena."

      Esto lo podemos observar también en Hechos cap. 21, cuando Pablo visita a los ancianos en Jerusalén, éstos le dicen lo siguiente:

"..Hermano, ya ves cuántos miles hay entre los judíos que han creído, y TODOS SON CELOSOS DE LA LEY, y se les ha contado acerca de ti que enseñas a todos los judíos entre los gentiles que se aparten de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos ni observen las tradiciones...Por tanto haz esto que te decimos... y todos sabrán que no hay nada cierto en lo que se les ha dicho acerca de ti, sino que tú también vives ordenadamente, ACATANDO LA LEY."

     Por lo tanto, los primeros discípulos continuaban guardando las Fiestas Sagradas (vemos cómo estaban reunidos en shavuot -pentecostés- cuando recibieron el Espíritu Santo, asi mismo en el cap. 20 de Hechos, Lucas narra como embarcaron en Filipos "después de los días de los panes sin levadura" y cómo Pablo deseaba estar para pentecostés en Jerusalén).

                                     
     Igualmente, se reunían en el templo (Hechos 2:46), guardaban el día de reposo, el sábado (siempre ha sido el sábado, en ninguna parte de las Escrituras encontramos que ahora sea el domingo, de esto hablaremos más adelante), asistiendo a las sinagogas donde predicaban el evangelio utilizando las Escrituras hebreas (Hechos cap 17:2), y también se reunían el primer día de la semana para "partir el pan", en una cena de convivencia.

     Hay que hacer notar aquí, que en el calendario bíblico, el día comienza al atardecer, por eso el primer día de la semana comienza sobre las seis de la tarde de nuestro sábado. Esto también es importante a la hora de acercarnos a las Escrituras, pues, por ejemplo: En Hechos 20 vemos que se reunieron el primer día de la semana, y que el joven Eutico se quedó dormido y cayendo murió, escuchando la larga disertación de Pablo. Seguidamente, el Señor a través de Pablo resucitó al muchacho y dice el texto "y volviendo arriba, después de partir el pan y de comer..". Si no conocemos que el día comienza al atardecer, cuando leemos esto de "partir el pan" se nos viene a la mente nuestra celebración del domingo por la mañana. Cuando aquí se habla de una cena. Seguramente quedarían sobre las siete o las ocho de la tarde del sábado, Pablo empezó a hablar antes de cenar y se les hizo tarde, sucediendo lo que hemos contado.

Y, en cuanto al sábado, mirar este enlace, aunque en algunas cosas no estoy de acuerdo, que ya comentaremos, tiene razón en otras, y nos da que pensar...
http://www.youtube.com/watch?v=tz8UD-dizrM&feature=related

     Pero volviendo al tema de la Ley, si Pablo seguía las costumbres de su pueblo ¿por qué condenaba a los judaizantes?

     En mi opinión, los primeros discípulos participaban de estos ritos con gozo, porque muchas de estas tradiciones y costumbres habían sido a lo largo de los siglos un anticipo, un ensayo de lo que se había de cumplir en Yeshúa (como el sacrificio del cordero pascual, por ejemplo). Y, además, estaban orgullosos de pertenecer al pueblo elegido y se instruían diariamente de las Escrituras (entonces no estaba redactado el Nuevo Testamento).

     El problema surgió cuando el evangelio se propagó rápidamente entre los gentiles, entonces, muchos de los fariseos que habían creído, empezaron a decir que si los gentiles no se circuncidaban ni guardaban la ley de Moisés, no podían ser salvos (Hechos 15:5).

     Los apóstoles y los ancianos se reunieron para considerar este asunto, en lo que se conoce como el concilio de Jerusalén, y allí Pedro hizo la siguiente declaración (Hechos 15:10-11):

"Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios poniendo sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosostros hemos podido llevar?
Creemos más bien que somos salvos por la gracia del Señor Jesús, de la misma manera que ellos también lo son."

...continúa en parte II

viernes, 2 de noviembre de 2012

Bienvenidos a los Tiempos de Restauración




Hechos 3:19-21

      "Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor, y Él envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para vosotros, a quien el cielo debe recibir hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos."


      Me encanta la fuerza y autoridad que el Señor le dio a Pedro al proclamar el evangelio, tal es así, que miles se arrepintieron de sus pecados y creyeron que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías y Redentor. Lo anterior es lo más importante, pero a continuación Pedro habla de "la restauración de todas las cosas".

     ¿Cúales eran esas cosas que debían ser restauradas y de la que hablaron los profetas desde antiguo?

     En mi opinión, una de las más importantes, es la restauración del estado de Israel en su tierra después de 2000 años de dispersión. Me asombra y entristece, el desconocimiento general de este hecho en muchos hermanos en la fe. Creo que la doctrina del reemplazo de Israel por la iglesia ha causado mucho daño en este sentido. Hace pocos días pude leer una noticia en un sitio cristiano en internet que se hacía eco de que el gobierno israelí había fletado unos aviones hacia Etiopía, donde muchos judíos allí residentes desde hace más de veinte siglos, querían hacer "aliá", regresar a Israel.

     El hermano que escribió el artículo expresaba que según "la tradición" judía, los israelitas debían regresar a su tierra, antes de que viniera el Mesías que ellos esperaban. Además, debajo de la nota, en los comentarios enviados por los internautas, muchos decían que no debíamos preocuparnos por estos "asuntos" de los judíos, que ahora el pueblo de Dios es la iglesia.


                                      

     Estos pensamientos nos alejan de disfrutar del tiempo profético que vivimos, pues los profetas escribieron desde hace miles de años que esta restauración sucedería:

    Isaías 11:11-12

     "Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, ETIOPÍA, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará a los esparcido de Judá de los cuatro confines de la tierra."

     Ezequiel 37, con su visión sobre el valle de los huesos secos, hace mención claramente a este asunto, y muchísimos textos más versan sobre el tema.

   Además de lo anterior nuestro Señor Yeshúa, también profetizó lo que iba a ocurrir. Cuando los discípulos le mostraron la belleza del Templo engrandecido por Herodes, Jesús dijo que no quedaría piedra sobre piedra que no hubiera de ser derribada, lo que ocurrió en el año 70 de nuestra era cuando los romanos arrasaron la ciudad en la primera rebelión de los judíos contra el imperio.

     Igualmente en Lucas cap. 21:24, nuestro Maestro anunció: "Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan."

    Y efectivamente así sucedió. Tras la segunda rebelión judía contra el imperio romano, los judíos que sobrevivieron, fueron esparcidos por los cuatro puntos cardinales del mundo conocido entonces. 

     Sin embargo, tal como anunciaron las Escrituras, tras la segunda guerra mundial y el holocausto nazi -el mayor intento del adversario de destruir al pueblo que tanto odia, hasta el momento-, en 1948 se constituyó, se RESTAURÓ de nuevo el Estado de Israel. Y en 1967 en la Guerra de los Seis Días -su duración fue profética, pues en seis días Israel derrotó a tres ejércitos y al séptimo celebró, ¿no os suena parecido a lo que pasó en Jericó hace miles de años?- Jerusalén paso a manos judías, dando comienzo, en mi opinión, al inicio del cumplimiento del tiempo de los gentiles.

     Muchos cristianos han deseado ver lo que nosotros contemplamos en nuestros días, y lo esperaban con fe. Sin embargo, en muchas iglesias no se le presta demasiada atención.


                                     

     En 1967, ocurrió también algo importante, al mismo tiempo que Jerusalén era reunificada, los judíos mesiánicos comenzaron a crecer en número, nuevamente, como hace dos mil años, judíos hablaban de Yeshúa a otros judíos. Y, además, con ellos se comenzaron a recuperar enseñanzas que se habían perdido hace mucho, cuando muchas de las raíces hebreas de nuestra fe, fueron contaminadas o sustituidas por costumbres griegas o paganas. Enseñanzas que con la ayuda del Creador iré compartiendo con vosotros. Bendiciones. Si quieres saber más, puedes dirigirte a este enlace https://www.youtube.com/watch?v=SqKIfbSVDnA