viernes, 21 de diciembre de 2012

Tradiciones evangélicas V. El gobierno de la iglesia.




     La mayoría de las iglesias evangélicas, están presididas por un sólo pastor, que es ayudado por un consejo, formado por "diáconos" y "ancianos". Podríamos decir, que poseen una organización más o menos piramidal, en la base estarían los creyentes "normales", quiero decir, los que no tienen ningún cargo, por encima de ellos los diáconos, más centrados en los asuntos materiales de mantenimiento, obra social, etc...  A continuación los ancianos colaborando en la enseñanza y en la dirección espiritual con el pastor, quien tendría la última palabra y la máxima autoridad en el gobierno de la iglesia.

     Dependiendo de lo autoritario o dialogante que sea éste último, o de la "pastor-dependencia" que tenga el consejo, éste tendrá más o menos poder de decisión, en los asuntos a tratar.

     Hay pastores que, sabiamente, gustan de tomar las decisiones en unanimidad con el consejo y hay otros a los que podíamos llamar tipo "Juan palomo" (yo me lo guiso y yo me lo como), que utilizan a los miembros del consejo como meros subordinados que le ayudan en su "visión" particular de cómo debe funcionar "su" iglesia.

     También he oído acerca de pastores que  hacen de todo en la iglesia, no por un especial ánimo de control total, sino por la pasividad de la congregación. En este punto, y antes de continuar, quiero expresar mi reconocimiento y admiración por tantos pastores que a lo largo de los siglos han predicado con denuedo el evangelio y han servido a Dios y a los demás con amor. Hombres de valor que dieron, y dan, lo mejor de sí, por amor al Señor. Sobre todo, creo que merecen un reconocimiento especial aquellos pastores que ejercen su ministerio en países donde el evangelio está perseguido, me parecen auténticos "guerreros" de la fe. También quiero decirle a mis amigos pastores, que este comentario no es una crítica a su labor, sino una reflexión acerca de cómo era la organización de la iglesia primitiva, y cómo pienso, personalmente, que deberíamos organizarnos, para acercarnos más al modelo bíblico.

     Porque, como sabéis, este blog trata de reconocer los tiempos proféticos de restauración que vivimos, y en este asunto del gobierno de la iglesia, también es preciso echar la vista atrás, al principio, para ver como fue establecida la organización de las primeras asambleas. De esa vista, podemos sacar las siguientes conclusiones:

1.-Las palabras anciano, obispo (supervisor) y pastor definen al mismo cargo.  Hechos 20: 17 y 28, Tito 1:5-9, 1ª Pedro 5:1-4

2.- Se establecían ancianos en plural en cada congregación, no encontramos ninguna congregación que estuviera dirigida por un solo pastor. Por lo tanto, el sistema uni-pastoral no está recogido en las Escrituras. Hechos 11:29-30, 14:23, 15:4,22,23, Santiago 5:14, Filipenses 1:1, 1 Timoteo 4:14

3.- Tan sólo encontramos dos categorías, en cuanto al gobierno de las asambleas en el Nuevo Testamento; diáconos y ancianos, por lo que bíblicamente no se justifica que cuando se eligen los consejos en la iglesia, hayamos creado tres (diacono-anciano-pastor). Igualmente, los diáconos no deberían asumir funciones que les corresponden a los ancianos, quiero decir, en algunas congregaciones, los diáconos tratan asuntos de consejería o problemas de índole personal, que en teoría quedan fuera de su ministerio, más centrado en asuntos materiales, por decirlo así. 

4.- Se animaba, a todos los miembros de la congregación, a participar activamente en la enseñanza y edificación de los demás. 1ª Corintios 14:26. Por lo que los cultos eran abiertos y participativos, aunque también se encuentran textos que muestran que Pablo exhortaba y daba sermones. Pero mi impresión particular es que hemos cambiado lo normal por lo especial, es decir, los cultos del Nuevo Testamento serían similares a los pocos cultos de libre compartir que hoy se dan en las iglesias, y los especiales de un sermón largo entonces, son los que ahora realizamos habitualmente.

     Entonces, ¿de donde viene la costumbre de elegir a un pastor?, pues al igual que en otros asuntos tenemos que decir, que la reforma no rompió totalmente con la organización de la iglesia apóstata, sí condenó por supuesto el papado y el falso sacerdocio, pero de alguna forma sustituyó la figura del sacerdote católico por la de pastor. Y es que las desviaciones en este asunto comenzaron mucho atrás, tras la desaparición de los apóstoles, y la dispersión de la iglesia judeocristiana, cuando poco a poco se fue complicando la sencilla organización de la iglesia primitiva.

     ¿Qué consecuencias puede tener para una congregación, el estar gobernada por un sólo pastor? Hay iglesias con un solo pastor que funcionan bastante bien y otras presididas por un consejo de ancianos que no lo van tanto, y al contrario, porque si no nos sometemos unos a otros, da igual el modelo que tengamos, la cosa no irá bien, y las Escrituras nos muestran la importancia de reconocer a los que nos presiden. 

    Ahora bien, hay que matizar que el texto "someteos a vuestros pastores...", en el original tiene el sentido de "dejaos persuadir", "sed dóciles". El responsable bíblico es más parecido a un guía que a un jefe o que a lo que el mundo entiende por un líder. Un guía te muestra el camino, no es tu capitán.

   Así pues, en mi opinión personal, las iglesias presididas en última instancia, por un solo responsable, pueden  tener los siguientes problemas:

    -En primer lugar, se crea una jerarquía en la iglesia.  El pastor pasa a ser una especie de presidente de una corporación, donde, por ejemplo, su voto decide las decisiones en caso de empate en las cuestiones que se traten en el consejo o la asamblea.

     Esta jerarquía no casa muy bien con las palabras del Maestro, quien dice claramente, que quien quiera ser el primero que sea el servidor, que todos somos hermanos y Uno es nuestro Maestro, que no llamemos a nadie "padre" espiritual. Incluso atendiendo a la etimología de la palabra "nicolaita", el enseñorearse de los laicos es algo que el Señor aborrece y es algo que se da de vez en cuando, con pastores excesivamente autoritarios.

     - Al estar monopolizada la enseñanza en un 80 % o más por una sola persona, los demás miembros, pueden delegar en ella su propia responsabilidad de escudriñar por sí mismos las Escrituras, dejando su sustento espiritual en manos de un "profesional". Esto provoca que los miembros de la congregación mantengan un conocimiento básico y superficial de las Escrituras durante muchos años.

     - Por otro lado, el pastor puede llegar a pensar, fácil e involuntariamente, que su palabra tiene, si no más valor, más "peso" que la de los demás hermanos. Es más, incluso se puede caer en tratar a los miembros de la congregación como niños espirituales que tienen que ser llevados de la mano pase el tiempo que pase.

     - El pastor puede cargarse, incluso, con más responsabilidades de las que debiera,con el desgaste psicológico que esto le conlleva, pues en su afán de ayudar y de ser el líder espiritual, puede sentirse frustrado cuando "sus ovejas" no le piden consejo, en asuntos que más bien se encuadran dentro del ámbito privado. Quiero decir que, aunque por supuesto, es buenísimo pedir consejo a alguien instruido firmemente en las Escrituras, el pastor no es "un confesor" y los miembros no tienen la obligación de consultárselo todo.

      - Personalmente pienso que se abusa del término "mi pastor", al referirse al responsable de la congregación, expresiones tipo "hoy no está nuestro pastor", cuando éste está de viaje, o enfermo. Creo, que al igual que no debemos llamar Padre a nadie en la tierra, y de la misma forma que Uno es Nuestro Maestro, debemos tener cuidado al usar la expresión "Mi Pastor" (esto es solo una opinión personal).

     - Iglesias con muchos años en el Señor, cuyos miembros ya deberían tener la suficiente madurez, no se plantean ni siquiera el hecho de poder organizarse de forma autónoma y reclaman la presencia de algún pastor o misionero, un profesional que les guíe. Delegan su propia responsabilidad de discipular y ser discipulados tal como el Señor mandó, bien por seguir con la tradición o, en otros casos, para vivir una vida religiosa más "tranquila", empleando para ello la mayor parte de las ofrendas, lo que hace que no se puedan apoyar otros ministerios o ayudas sociales. E, incluso, es común el hecho de llamar a un pastor "ordenado" para repartir la santa cena, lo cual es algo totalmente inventado.


     ¿Entonces, cómo deberían organizarse las iglesias, para acercarse un poco más al modelo bíblico?

    En mi opinión particular, las iglesias deberían estar gobernadas por un equipo, compuesto por dos o tres ancianos como mínimo y varios diáconos, lo cual no quita que alguno de esos ancianos cobre un sueldo -si la iglesia tiene capacidad para ello y no sé descuidan los otros motivos por los que se recogen las ofrendas- por dedicar más tiempo a la enseñanza, visitación, etc.. pero siempre en igualdad con los demás ancianos, es decir que el hecho de cobrar no signifique un reconocimiento superior respecto a los que no lo hagan.

   Este grupo debería convocar asambleas periódicamente, bien con el conjunto de los miembros de la iglesia, bien con los padres o representantes de las familias u otra fórmula, que posibilitara conocer la opinión del resto de los hermanos, antes de tomar decisiones importantes, que no se encuadraran en asuntos de índole privada y se fomentaría la participación activa de los miembros de la congregación en la investigación y enseñanza de las Escrituras. Y, en relación a los temas tratados en entradas anteriores, en cuanto a las ofrendas, aparte de  no imponer el diezmo, se establecería como prioridad en ellas, la ayuda a los necesitados y la propagación del evangelio.  Creo sinceramente que esto que digo se asemeja más al modelo bíblico, donde los hermanos maduros guían a los más nuevos, hasta que estos a su vez tienen la madurez suficiente para guiar a otros.
 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Tradiciones evangélicas IV. La Santa Cena






      ¿Cómo fue la última cena que Jesús tomó con sus discípulos? ¿En qué se parece al acto con el mismo nombre, que celebramos en la iglesia? ¿Lo hacemos correctamente?

     Para intentar responder estas preguntas es preciso investigar y estudiar cómo celebraban la pascua los judíos del s. I, pues la última cena fue una cena de pascua.

     Desde hace miles de años, los judíos celebran la cena de Pascua (en hebreo Pesaj-salto-). En ella, conmemoran la liberación que recibieron en Egipto, la noche en que el ángel destructor pasó de largo, saltó, de las casas de los hebreos que tenían untada la sangre del cordero inocente, causando gran estrago entre los primogénitos de los egipcios.

     Hace unos 1980 años, un 14 de Nisán, nuestro Maestro y Salvador, celebró esta cena de pascua con sus discípulos, nosotros la llamamos la última cena. Es muy interesante conocer los elementos de los que se compone esta cena, ya que se cree que la celebración que hoy día hacen los judíos se parece bastante a la que realizó el Señor. Y vamos a conocer, también, como el Maestro no sólo se identificó con el cordero que era sacrificado para dicha cena, sino que, además, cada ritual que los judíos celebraban en esta cena, tenía su cumplimiento en Él.

     La cena de Pesaj, consta de cuatro copas de vino, un lavado ritual de manos, una comida simbólica y el matzot o pan sin levadura. Seguidamente, vamos a analizar cada uno de estos elementos (los judíos lo llaman el séder-orden- de pesaj), intentando conocer lo que el Señor quería enseñarnos en esa Pascua de las Pascuas. Durante siglos los hebreos habían celebrado año tras año esta cena, a manera de un ensayo que tuvo su cumplimiento en esa noche. Por eso el Señor dijo en Lucas 22:15 “…intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer.”



     Comenzamos, analizando el significado de las dos primeras copas y del lavado ritual de manos:

La primera copa es llamada de la bendición o santificación y viene precedida por una bendición, por una oración. En el texto de Lucas, figura en el versículo 17:

“Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartirlo entre vosotros”

Los judíos se reparten las copas en señal de que ya no son solo siervos como pasaba en Egipto, sino que ahora también son servidos.

Así pues, el Señor tomó esta copa e hizo la siguiente oración:

“Bendito seas tú, Adonai nuestro Dios, rey del universo, quien creó el fruto de la vid”. (Baruc atá, Adonai elohenu, melech Haolam, borei p´ree hagafem) y la repartió entre sus discípulos.


         A la segunda copa se le conoce como la copa de las plagas o de la ira de Dios, el objetivo es tener presente y ponerse por un momento en el lugar de los egipcios que sufrieron la pérdida de los primogénitos, con tremenda angustia, por eso se moja el dedo en la copa y se deja caer en el plato una gota por cada plaga. Esta copa no es mencionada en el relato de la cena, pero es interesante observar, cómo Jesús en Getsemaní dijo lo siguiente en Lucas 22:42-44 “diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole. Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra”. Hay muchas interpretaciones de este texto, yo opino que el Señor no quería sentir esta copa de la ira de su Padre sobre Él.

         Después de esta copa, en el orden de la cena, tiene lugar un lavado ritual de las manos, se vierte agua de una jarra sobre la mano. Sin embargo, el Maestro en esta pascua de las pascuas, lavó los pies de sus discípulos enseñándoles una lección de humildad –pues habían estado discutiendo sobre quien de ellos debía ser considerado como el mayor-, de cómo debían comportarse unos con otros.

     Antes de seguir con el estudio de los elementos del Séder, es preciso mencionar como el Señor cuidó cada detalle de la Cena, es muy interesante conocer que del estudio de los textos, se deduce que judas se sentó (se reclinó) a la izquierda del Maestro y Juan a la derecha. Los judíos tienen la costumbre de reclinarse sobre el lado izquierdo, como hacían los antiguos reyes, recordando que ya no eran esclavos en Egipto. Por eso Juan se reclinó sobre el pecho del Señor para preguntarle quién era el discípulo que había de entregarle, y cuando Jesús respondió “Es aquel a quien yo daré el bocado que voy a mojar” es porque sentó a Judas a su izquierda en un lugar privilegiado, aun sabiendo que lo iba a entregar y metían la mano en el mismo plato.

         A continuación del lavado de manos, toma protagonismo el elemento más importante de la cena, el pan sin levadura (en hebreo Matzot, que significa “pan de aflicción”). El Señor, ordena a su pueblo en Éxodo 12:15, a celebrar la fiesta de los panes sin levadura durante siete días.


         Así pues, al llegar la pascua, los judíos limpiaban hasta el último reducto de levadura antes de disponerse a celebrar la cena , y celebraban la fiesta de los panes sin levadura durante siete días.

         La levadura representa al pecado, a la maldad del hombre. Es curioso que durante la cena de pesaj se utilizan tres Matzot, que se almacenan en una bolsa llamada “Ejad” que significa unidad. Los judíos ortodoxos no saben muy bien de donde viene esta tradición y creen que cada uno de los tres panes simboliza respectivamente a Abraham, Isaac y Jacob. Sin embargo los judíos mesiánicos están convencidos que estos tres trozos representan a la trinidad. Siendo el pan del medio el que hace referencia a Jesús, por lo siguiente:

         En un momento de la cena, se saca el pan del medio y se parte en dos, una de las mitades se envuelve en un trozo de lino y se guarda para el final de la cena. A este trozo que se envuelve se le llama “Aficoman” que significa “yo ya he venido”. Para los cristianos judíos representa el cuerpo del Señor que fue sepultado y resucitó. Y muchos piensan que fue este pan el que el Señor partió y dio a sus discípulos, antes de tomar la tercera copa, la de la redención, que luego mencionaremos.

         Lucas 22:19, dice: “Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.”

         Así pues Jesús pronunció la bendición sobre el pan “Bendito eres tú, Dios nuestro Señor, Rey del universo, quien saca el pan de la tierra” (en hebreo “Baruj atá Adonai Eloheinu melej haolam hamotzi lejem min haaretz”), y se identificó con este pan sin levadura, sin pecado, que fue partido por nosotros.

De esto sacamos varias aplicaciones: la levadura es identificada con el pecado, Jesús advirtió por ejemplo a sus discípulos que se guardaran de la levadura de los fariseos, que un poco de levadura es suficiente para leudar toda la masa. Él se identificó como ese pan sin levadura como el único que ha pisado esta tierra que no ha cometido pecado, al que venció con su sacrificio en la cruz, y al participar del pan, además de recordar su muerte, debemos de seguir su ejemplo de vivir sin la levadura del pecado.

          Nosotros, al igual que los judíos limpian hasta el último reducto de levadura de sus casas, tenemos que intentar limpiar de nuestros cuerpos todo aquello que no le agrada a Dios.

          Y es curioso también, que el Señor mandó comer esta cena ceñidos, vestidos y calzados como para salir corriendo, de la misma forma nosotros debemos estar preparados para huir del pecado.
  
           Para terminar, vamos a ver las dos últimas copas, que se toman al finalizar la cena. Lucas menciona la tercera copa de pesaj, que mirad que maravilla que los judíos aun hoy la llaman "la copa de la redención", se toma tras la cena para recordar la sangre del cordero inocente, que untada en los dinteles de las puertas, libró del ángel destructor. Dice Lucas 22:20:

         “De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros.”

         ¿A qué nuevo pacto se refería Jesús? Pues al que viene descrito en Jeremías 31: 31-34, en donde el Señor dice que pondrá su ley dentro del corazón de los hijos de su pueblo y que perdonará y no se acordará más de sus pecados.

         El Señor declaró esa noche el inicio de este nuevo pacto, en el que nos perdonaría, no acordándose de nuestros pecados que serían limpiados por su sangre.

         Para finalizar la cena, encontramos la cuarta copa, que se llama la copa de Hallel (alabanza), y se recitan o cantan los salmos del 113 al 118.

         Mateo 26:30, dice que después de la cena ..” Y después de cantar un himno, salieron hacia el monte de los Olivos.”

         Es decir, la cena se terminó cantando un himno, uno de estos salmos del 113 al 118. Y la verdad, es que resulta impresionante leer estos salmos, pensando en que el Maestro los cantara en esa noche…no sabemos cual cantó, pero yo me emocioné leyendo el 116 y pensando en el Señor en esa noche. Leedlo con este pensamiento y entenderéis lo que digo.

Y así terminó la cena, Jesús fue traicionado, apresado y fue llevado ante Pilato, este después de interrogarlo, pronuncio casi sin saber lo que decía “no encuentro delito en Él” (Lucas 23:14). Era el catorce de Nisán, en ese momento normalmente el sumo sacerdote declaraba refiriéndose al cordero “no encuentro falta en él”, y cuando se sacrificaban muchos corderos en el templo, Jesús fue crucificado. Ese día hubo tinieblas desde las 12 a las 3 de la tarde, hora en que el cordero pascual era sacrificado por el sumo sacerdote, quien decía la frase “consumado es”. Exactamente a la misma hora nuestro Bendito Salvador pronunció la misma frase “consumado es”. La tierra tembló, el velo del templo se rompió y el pecado fue vencido en la cruz.

          En mi humilde opinión, nuestra celebración de la Cena ha perdido bastante profundidad. En primer lugar, utilizamos pan con levadura, lo que es totalmente inapropiado, si utilizamos el pan como un símbolo del cuerpo de Cristo, ¿cómo podemos utilizar un pan leudado, con levadura que representa al pecado?

         En segundo lugar se trata de una cena, no de un “desayuno” que es lo que actualmente celebramos, Estudiando 1ª de Corintios 11:18-34, podemos deducir que la celebración de la Cena del Señor, se realizaba durante un ágape, una cena de convivencia, parece ser que Pablo los exhortaba a esperarse unos a otros para empezar la cena bendiciendo y partiendo el pan y que al final de la comida fraternal, tomarían la copa.

         Realmente, no conocemos, exactamente, como los primeros cristianos celebraban la Cena del Señor y cada cuanto tiempo.
        

         Pensando en esto, sentí curiosidad por saber cómo celebran en la actualidad los cristianos judíos la Cena del Señor y he observado que también en ellos hay diversidad. Tienen en común que todos celebran la pascua judía, el catorce de nisán, al igual que hacían los apóstoles, con su significado completo en Jesús. En cuanto a la cena del Señor, la celebran el sábado por la noche y  usan pan sin levadura y vino, pero algunos lo hacen una vez al mes, otros dos o más veces al mes y otros sólo lo celebran la noche del 14 de Nisán (CREO QUE ESTA ES LA OPCIÓN ACERTADA, LO QUE EL SEÑOR MANDÓ FUE RECORDAR SU MUERTE DURANTE LA CENA DE PESAJ).

         En definitiva, me gustaría lanzar un reto a los responsables de las iglesias, a que investigaran este tema y se decidieran a celebrar la Cena de una forma más cercana a su propósito original. Si quieres ver un vídeo sobre el tema pincha aquí: https://www.youtube.com/watch?v=V2ZkfDe2MpA


viernes, 7 de diciembre de 2012

Tradiciones evangélicas III: El día de reposo.

    


     Al igual que en otros asuntos, yo daba por hecho, que el domingo era el día de reposo para los cristianos. Que en la antigüedad era el sábado, pero que tras la resurrección del Señor el día sagrado pasaba a ser el domingo. Día especial para reunirnos, adorar, y escuchar de la Palabra, y día de descanso.

     Sin embargo, no hay ningún texto bíblico que diga que el día de reposo hubiera de trasladarse al domingo, más bien al contrario, pues dice el cuarto mandamiento "acuérdate del día de reposo (sabat) para santificarlo" y en éxodo 31:16 "LOS HIJOS DE ISRAEL guardarán, pues, el día de reposo, celebrándolo por todas sus generaciones como PACTO PERPETUO".


                                 

     Nuestro Señor guardaba el sabat, las discusiones con los fariseos eran porque estos se fijaban más en la letra de la Ley que en el espíritu de esta, por eso criticaban que el Maestro sanara en sábado, o que los discípulos arrancaran espigas para comer en ese día. Los fariseos preferían que se murieran de hambre antes de que "hicieran el trabajo" de recoger espigas, y de la misma forma criticaban que alguien fuera sanado en ese día. Jesús les enseñó el verdadero significado del día de reposo, que El era el dueño de ese día, y que al igual que los sacerdotes "trabajaban" en ese día incumpliendo el mandamiento por el servicio a Dios, sus discípulos también se encontraban en una situación similar, pero nunca dijo que dicho día se aboliría ni que pasaría a otra jornada.

     Así pues, los primeros discípulos, continuando en las costumbres de su pueblo, como judíos, guardaban el sábado, asistiendo a la sinagoga o al templo, reuniéndose el primer día de la semana para partir el pan (Hechos cap. 20:7). Pero, como ya vimos, esta observancia no se les imponía a los creyentes gentiles.

     Se considera, que las razones por las que se produjo el cambio al domingo, fueron que la resurrección y las primeras apariciones del Señor ocurrieron el primer día de la semana (domingo). Sin embargo, no hallamos en el Nuevo Testamento ningún texto que nos indique que se celebrara el día de la resurrección del Señor, se habla de que se reunían el primer día de la semana para "partir el pan" (hay que recordar además que en el calendario judío el primer día de la semana empieza en nuestro atardecer del sábado), aunque de los escritos de Pablo se desprende que la Santa Cena se podía celebrar en cualquier momento en que los discípulos se juntasen (1 Corintios 11:18).

     Entonces ¿qué es lo que provocó este cambio de día?, la iglesia católica afirma que se trata de una supuesta tradición que viene de la era apostólica, que el cambio lo estableció la iglesia usando de su "magisterio", ¿pero es esto así?, os paso un fragmento de un profundo estudio que sobre este tema realizó el Doctor en Teología, Samuele  Bacchiocchi:


"... El relato de la última visita de Pablo a Jerusalén (Hch. 21), con la mención de que éste "se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén" (Hch. 20:16) y de que pasaron "los días de los panes sin levadura" en Filipos (Hch. 20:6), hace suponer que el calendario litúrgico judío todavía era observado por los cristianos. Lo que ocurrió en Jerusalén es especialmente revelador. Santiago y los ancianos no sólo informaron a Pablo de que miles de judíos convertidos eran "celosos por la ley" (Hch. 21:20), sino que le presionaron para que les probara, sometiéndose a un rito de purificación en el templo, que él mismo continuaba "guardando la ley" (Hch. 21:24). A la luz de esta pertinaz observancia de la ley, es muy difícil concebir que la iglesia de Jerusalén se atreviese a abrogar uno de sus preceptos más importantes (la observancia del sábado) substituyéndolo por la veneración del domingo. M. M. B. Turner acertadamente sugiere lo contrario: "La influencia de Santiago, cuya adhesión a las devociones judaicas era proverbial, y el apoyo del elemento conservador (sacerdotal y fariseo) de los dirigentes de Jerusalén, aseguraron la observancia del sábado en Jerusalén y en sus iglesias satélites." [66]
La iglesia de Jerusalén después del año 70. Difícilmente podía cambiar la situación después de la destrucción del templo (70 d. C.). Los historiadores Eusebio (260-340) y Epifanio (315-403) confirman que en tiempos de Adriano (135 d. C.), la iglesia de Jerusalén estaba compuesta y administrada por judeocristianos, descritos como "celosos defensores de la observancia literal de la ley." [67] Según Epifanio, la secta judeo-cristiana de los Nazarenos, considerados por su ortodoxia como "los auténticos sucesores de la comunidad primitiva" [68] de Jerusalén todavía observaba en el siglo IV, entre otras Prácticas del Antiguo Testamento, "la circuncisión y el sábado." [69] La conclusión está clara: la tradicional costumbre de guardar el sábado seguía practicándose entre los cristianos de Palestina mucho después de la destrucción del templo.
Esta conclusión es confirmada por la llamada "Maldición de los Cristianos" (Birkath-ha-Minim), una jaculatoria introducida en las oraciones de la sinagoga por las autoridades rabínicas palestinas (hacia 80-90) para impedir que cristianos clandestinos participasen en los servicios judíos. [70] El que los cristianos de Palestina siguieran participando en los servicios de la sinagoga, poco puede abogar en favor de su observancia del domingo. Así pues, los datos de la historia impiden hacer de la iglesia de Jerusalén la iniciadora de una innovación litúrgico de la transcendencia del culto dominical. [71] De todas las iglesias cristianas, ésa era precisamente la más aferrada, por motivos raciales y teológicos, a las tradiciones religiosas de Israel.
Las disposiciones de Adriano. El año 135 trajo cambios radicales para el mundo judío. El emperador romano Adriano terminó de aplastar la segunda sublevación de los judíos, acaudillada por Barkokeba (132-135). Jerusalén se convirtió en una colonia romana. Los judíos (incluidos los judeo-cristianos) fueron expulsados del país. Adriano promulgó una serie de disposiciones prohibiendo la práctica del judaísmo, y en particular la observancia del sábado en todo el imperio. [72] Esta represión anti-judía favoreció la aparición de un género de literatura "cristiana" Contra los Judíos ("Adversus Judaeos"), en la que se quería dejar constancia de la separación y condena del judaísmo. [73] Se condenaban principalmente las costumbres más características de los judíos, tales como la circuncisión y la observancia del sábado. Existen indicios interesantes de que la observancia del domingo empezó a introducirse en esas circunstancias, como un esfuerzo del cristianismo por dejar clara ante Roma su independencia del judaísmo." (para quién quiera leer el estudio completo, puede dirigirse a  http://contestandotupregunta.org/Santuario/new2/delsabadoaldomingo.htm)


     En mi opinión, como en tantas otras cosas, el distanciamiento de la cristiandad de sus raíces judías tras la desaparición de los apóstoles, y la dispersión de la iglesia judeocristiana, produjo este grave error, cuyas consecuencias aún arrastramos. Ya Justino en el s.II defiende la reunión en domingo, como día del Señor, en contraposición al sábado de los judíos. Estos estaban proscritos en todo el imperio, tras las sublevaciones, y los cristianos fueron distanciándose de ellos. Este distanciamento fue dando paso a un cierto antisemitismo hasta que en el s. IV Constantino prohibió expresamente que se celebrara ninguna fiesta de los judíos. Con lo que las iglesias se quedaron sin la enseñanza incluida en ellas.

    ¿Estoy diciendo que no debemos reunirnos en domingo? Por supuesto que no, los primeros cristianos tenían reuniones el primer día de la semana, y en nuestra sociedad es un día festivo ideal para poder congregarse, lo que sí digo es que el domingo NO ES EL NUEVO DÍA DE REPOSO, éste siempre ha sido y será el sábado. Nosotros los gentiles no estamos obligados a guardarlo pero sí debemos de volver a darle el valor que merece como día especial, sagrado, que el Eterno estableció.

     Si prefieres ver un vídeo sobre el tema, pincha aquí: https://www.youtube.com/watch?v=nyljbAK7hWc    

sábado, 1 de diciembre de 2012

Tradiciones evangélicas II: La Navidad.




  Es interesante el revuelo que se ha formado, cuando la persona a la que llaman "papa", ha dicho que en el portal de Belén no había buey ni mula. Vivimos en un país muy tradicional y ese simple detalle descuadra a las personas, imaginaos lo que sucedería si siguieran diciendo que María tuvo más hijos, que la Biblia prohíbe las imágenes, que sólo hay un mediador entre Dios y los hombres... creo que aunque algún papa lo dijera -cosa alto improbable pues se desmontaría todo el chiringuito-, la gente seguiría con sus imágenes y sus fiestas religiosas. Y es que, hay quien define al ser humano, como un "animal" de costumbres.

     En la iglesia evangélica presumimos de que sabemos bastantes más cosas, por ejemplo que no se precisa el número de los magos (no reyes) que acudieron a la casa (no al portal) y que no se sabe con exactitud cuando nació Jesús, pero, creo que desconocemos en gran parte, de dónde proviene la celebración de la navidad.

     Jesús no mandó celebrar su nacimiento, en cambio sí que recordásemos su muerte. Durante los primeros siglos no se celebraba la navidad entre los cristianos. En el imperio romano, al igual que en otros pueblos de la antigüedad, se celebraba el 25 de diciembre el día del nacimiento del dios Sol, con una fiesta alegre y popular. Cuando la iglesia se oficializó, en el s. IV, los obispos que ya tenían mucho poder decidieron junto con las autoridades, cambiar esa fiesta pagana, por el nacimiento de Cristo, con el fin de facilitar el acceso de las masas a la nueva creencia oficial. Siglos después, cuando el cristianismo llegó a los países nórdicos, se adaptó de la misma manera la costumbre pagana que allí tenían de adornar un árbol en estas fechas, por el árbol de navidad, dándole un nuevo significado.

     Por estos motivos hay algunos cristianos que no celebran la navidad. Yo opino que, aunque la Biblia no ordena que se celebre, tampoco lo prohíbe y pienso que siempre es un buen momento para celebrar el nacimiento del Señor y por lo tanto, también en Navidad, más aún cuando parece que la gente intenta ser un poco más solidaria.

     Sin embargo, también es verdad que miro esta festividad de un modo diferente, aunque me sigue gustando, ya no causa en mí el mismo efecto, ni la vivo intensamente como hasta hace pocos años. El motivo tiene que ver con los tiempos de restauración que vivimos y que vengo anunciando en estos comentarios. Es ahora, cuando se vuelve a estudiar la raíz hebrea de nuestra fe, que podemos acercarnos de una manera más correcta a los acontecimientos que rodearon el nacimiento del Mesías.

                                        

El Nuevo Testamento SÍ relata la fecha aproximada en que Yeshua nació. Esta la podemos deducir estudiando a Zacarías el padre de Juan el Bautista. Vemos en Lucas 1:5 que pertenecía a una de las 24 familias de sacerdotes que servían en el Templo, según el orden que estableció el rey David en 1ª Crónicas 24:10. A Zacarías le correspondía el octavo turno pues era de la clase de Abías.
Según la tradición judía, en Pascua todos los sacerdotes tenían que servir en el Templo y tras ésta, cada semana le tocaba a una familia. Así pues, ocho semanas después de la finalización de la pascua, que comenzaba a mediados de abril, Zacarías ministraba en el Templo, siendo en ese tiempo que su mujer quedó embarazada. Es decir, su mujer, Elizabeth, quedó embarazada a finales de junio y llevaba seis meses de embarazo cuando concibió María, como vemos en Lucas 1:36. Significa que María concibió a finales de diciembre, por lo que Jesús nació sobre finales de septiembre que es cuando se celebra en Israel la Fiesta de los Tabernáculos o de las cabañas (Sucot).

     Al separarse tan pronto el cristianismo del judaísmo, en el s. II, se perdió la enseñanza incluida en las siete Fiestas Sagradas que el Creador ordenó guardar a su pueblo en Levítico cap. 23. La Fiesta de los Tabernáculos o de las cabañas era una de las tres más importantes, y requería la peregrinación de los judíos a Jerusalén. Y es por ello que José no halló lugar en ninguna posada, porque Jerusalén y todos sus alrededores estaban llenas de peregrinos. (Vuelvo a recomendar el siguiente enlace, para quien no lo haya visto)http://www.youtube.com/watch?v=JbUNBpUy0Hg

    

¿Qué es lo que se celebra en esta fiesta?
Levítico 23:34-43
Pues Dios mandó a su pueblo que en el séptimo mes (finales de septiembre principios de octubre) se hiciera sukas (cabañas) en las que habitaran por siete días. El pueblo recuerda la liberación de la esclavitud, cómo Dios los visitó cuando estaban en tremenda oscuridad, y al hacer las cabañas y habitar en ellas, recuerdan su estancia en el desierto, cómo Dios los protegió y cómo el Señor habitó con ellos en el tabernáculo.
Y es así donde cobra sentido realmente el versículo del evangelio de Juan que dice "Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros." (Juan 1:14), la palabra "habitó" (skene/os en griego), se refiere a "habitar en tabernáculos", luego sería más correcto traducir el versículo "Y el Verbo se hizo hombre y fijó tabernáculo entre nosotros...".
Ah! Y otra curiosidad, la palabra suka en hebreo puede utilizarse tanto para cabaña como para establo, yo creo que Jesús nació en una de estas cabañas.

    Este año ha sido el primero que como familia hemos celebrado a nuestra forma el nacimiento del Señor en su época correcta: De una forma sencilla, cuando se celebraba en Israel la Fiesta de las Cabañas, tuvimos una cena especial en la que leímos en el Evangelio la historia del nacimiento del Salvador y luego dimos gracias por la misericordia y el amor que nos demostró al habitar entre nosotros, y tengo que decir que fue una bendición para todos. Eso no quita que lo volvamos a celebrar ahora, y lo haremos pero sabiendo la verdad de las cosas. Bendiciones.