domingo, 26 de octubre de 2014

EL ORIGEN DE LAS DESVIACIONES. PARTE II



     Tenemos la misma fe que la iglesia primera, la de Jerusalén, y eso es lo importante, que el conocimiento de la gracia de Dios para con nosotros a través de su Hijo, nos ha llegado, convencido, y en la obra salvadora de Yeshúa, encontramos redención para nuestros pecados.
                                                         

     Pero, en cuanto a las formas, nos diferenciamos bastante de ella, pues, los primeros discípulos no celebraban eventos o celebraciones como la navidad, por ejemplo, ni ninguna festividad pagana, ellos guardaban sukot, shavuot, pascua... las fiestas bíblicas. Circuncidaban a sus hijos, guardaban el sábado, e incluso -por raro que parezca- hacían votos y ofrecían sacrificios -no por los pecados, sino de una forma ceremonial- en el templo a la terminación de estos (Hechos 21). Y esto fue una práctica de la asamblea en Jerusalén, hasta la destrucción de ésta y el templo en el año 70.

                                                        


     Sesenta años después, el emperador romano Adriano, como amante que era de la cultura griega, intentó de una vez por todas, acabar con la religión y cultura de los judíos, a los que consideraba alejados de la filosofía y costumbres griegas. En este tiempo, se produjo la segunda - y última- gran rebelión judía contra los romanos. Rebelión encabezada por Bar Kojbá que fue declarado mesías por el rabí Akiva, quien presidía el sanedrín.

     Tras unos años de victoria judía, al final la rebelión fue aplastada, en el año 135 d.C., 580.000 judíos fueron masacrados. Los que sobrevivieron fueron esparcidos por los cuatro confines del mundo conocido y la tierra de Israel fue nombrada con el nombre de "Palestina" en honor a los ancestrales enemigos de Israel, los filisteos. Jerusalén fue reconstruida con el nombre de Aelia Capitolina, y en el sitio donde una vez fue levantado el Templo, se estableció un centro de adoración pagana.

     El sabat, las fiestas bíblicas, fueron prohibidas, así como la circuncisión y el estudio de la Torah, y los judíos eran proscritos por todos los lugares. Es en este contexto, cuando la separación de la asamblea gentil, que ya había comenzado tímidamente con Ignacio y otros, como comentamos, comienza a hacerse más visible, pues los cristianos gentiles quieren diferenciarse de manera clara del judaísmo. Así, encontramos dos autores, que tienen escritos magníficos y fueron grandes predicadores, llevando las buenas noticias a muchos, pero que en este asunto, empezaron a despreciar la herencia hebrea. Puesto que ya no existía Israel, ahora, el Israel de Dios era sólo la iglesia, pensaban.

      Además se empezó a acusar a los judíos de deicidas, olvidando que, si bien Israel sufrió terribles consecuencias por no reconocer el tiempo de su visitación, cuando crucificaron al Señor por medio de los romanos, la muerte del Mesías no fue "un accidente" o "un asesinato evitable", puesto que Él fue quien se entregó a sí mismo no sólo por su pueblo, sino por toda la humanidad. Fue por nuestros pecados que El murió (1 Corintios 15).

                                                   

     Uno de estos escritores fue Melitón de Sardis, quien murió alrededor del 180 d. C. De él se conoce el primer canon "cristiano" apareciendo ya la distinción entre "Antiguo" y "Nuevo" Testamento, siendo el caso que ni Yeshua ni los apóstoles nunca habrían llamado "antigua" a las Escrituras Hebreas. Os paso algunos fragmentos de sus escritos:
    

 "Es decir, el pueblo (judío) tenía un valor antes de que se estableciera la Iglesia,

y la ley era maravillosa antes de que resplandeciera la luz del Evangelio.
Pero cuando surgió la Iglesia y se presentó el Evangelio,
se hizo vano lo que era figura, y su fuerza pasó a la realidad;
la ley llegó a su cumplimiento, y traspasó su fuerza al Evangelio.
El pueblo (de Israel) perdió su razón de ser, así que se estableció la Iglesia,
la figura fue abolida, así que apareció el Señor. Lo que antes era valioso, ha quedado ahora sin valor,
pues se ha manifestado lo que realmente era valioso por naturaleza."



" ¿Por qué, Israel, has cometido esta nueva iniquidad?

Has deshonrado al que te había honrado,
has despreciado al que te había estimado,
has negado al que te había confesado,
has rechazado al que te había llamado.
has matado al que te había dado la vida.
¿Qué has hecho, Israel?..."



"Oh Israel criminal, ¿por qué has cometido esta inaudita injusticia,

arrojando a tu Señor a sufrimientos sin nombre,
al que es tu amo,
al que te modeló,
al que te creó,
al que te honró,
al que te llamó Israel?"




     Efectivamente, los líderes del pueblo elegido provocaron todo eso, e Israel pagó las consecuencias de su rebeldía. Pero nosotros no somos mejores, todos somos transgresores de la Ley de Dios, y por todos tuvo que morir el Mesías. Todos fuimos "los criminales". Por otro lado, al conferir un valor simbólico al llamado Antiguo Testamento, se empezó a no prestar atención al hecho de que Dios seguiría tratando con Israel, no tomándose en consideración las profecías que anunciaban la futura restauración de ésta.



     A la vez que sucedía este principio de teología del reemplazo, la filosofía griega comenzaba a influir en las doctrinas cristianas. Justino mártir, quien fue contemporáneo del emperador Adriano, y de su sucesor Antonino Pío, fue uno de los primeros que intentó fusionar características de ambas creencias, quería aprovechar lo que él consideraba honorable, de los grandes filósofos, historiadores y poetas antiguos, llegando a decir en uno de sus escritos que todo cuanto de bueno fue dicho por ellos, les pertenecía a los cristianos.

     Justino fue un gran defensor de la fe cristiana, y al haberse dedicado desde joven a la filosofía, montó una especie de escuela filosófico-religiosa en Roma, donde presentaba al cristianismo integrado en un plan universal de salvación, del que antes habían formado parte el judaísmo, por un lado, y los grandes filósofos, por otro, siendo el cristianismo la culminación de ese plan.

     Justino, en sus escrtios, da detalladas descripciones de como eran las reuniones de las asambleas gentiles, bien entrado el siglo II:

      " Celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el primero, en que Dios, transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo; y también porque es el día en que Jesucristo, Nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos; pues hay que saber que le entregaron en el día anterior al de Saturno [sábado], y en el siguiente—que es el día del sol—, apareciéndose a sus Apóstoles y discípulos, nos enseñó esta misma doctrina que exponemos a vuestro examen."



     En este texto, por ejemplo, ya observamos como no se habla de los días según el calendario bíblico (primer día de la semana, sabat... recordemos que Adriano intentó borrar la cultura judía), sino que se utiliza el pagano: "día del sol", "saturno" y también se desprende del texto un desconocimiento de los sabats, que se sucedieron en la última semana del Señor, tema que tratamos en otra entrada.

      Para Justino, la observancia del sábado fue un precepto mosaico transitorio, impuesto a los judíos "para marcarlos para el castigo que tanto merecen por sus infidelidades". Estos hombres sentaron las bases para la sustitución del día de reposo, del sábado por el domingo, utilizando varios argumentos, como este último que hemos mencionado, pero sin fundamento bíblico alguno. Más adelante la iglesia romana se otorgaría a sí misma el poder para cambiar el cuarto mandamiento.





    En el siguiente párrafo, encontramos un ejemplo del sincretismo entre filosofía y cristianismo, propugnado por Justino, utilizando para ello el concepto de "Logos", muy estudiado en la época:



     " Nosotros hemos aprendido que Cristo es el primogénito de Dios, el cual, como ya hemos indicado, es el Logos, del cual todo el género humano ha participado. Y así, todos los que han vivido conforme al Logos son cristianos, aun cuando fueran tenidos como ateos, como sucedió con Sócrates, Heráclito y otros semejantes entre los griegos, y entre los bárbaros con Abraham, Azarias, Misael, Elías y otros muchos... De esta suerte, los que en épocas anteriores vivieron sin razón, fueron malvados y enemigos de Cristo, y asesinaron a los que vivían según la razón. Por el contrario, los que han vivido y siguen vi- viendo según la razón son cristianos, viviendo sin miedo y en paz."



     En mi opinión, fue el abandono de las raíces hebreas, lo que facilitó el progresivo sincretismo -caldo de cultivo para las desviaciones del mensaje bíblico-, ya no sólo con la filosofía, sino con las distintas creencias religiosas del imperio. En estos artículos hemos mencionado el principio de las desviaciones, es un tema mucho más amplio, pues fueron muchos los padres de la iglesia que fueron agrandando esta brecha entre las raíces hebreas de nuestra fe y las nuevas doctrinas "cristianas". Estas fueron progresivamente aumentando, dando lugar al tremendo desvarío que habita en la iglesia católica.

     Salvo en estos aspectos, la doctrina general de los "padres de la iglesia" era bastante cercana a los evangelios, no existía el papado, ni las indulgencias, ni idolatría...y no quiero minimizar el tremendo esfuerzo que hicieron para predicar las buenas nuevas, muchas veces a costa de sus propias vidas. Pienso que la reforma, se sacudió bastante paganismo de encima, heredado de la iglesia romana, y procuró un regreso, a esta época temprana de la iglesia gentil que hemos analizado. 

    Y es ahora, cuando de nuevo existe el estado de Israel -lo que ha supuesto un duro golpe para la teología del reemplazo-, en el tiempo de la restauración de todas las cosas, que muchos intentamos mirar más allá, al tiempo del segundo capítulo de la Biblia, al tiempo del calendario bíblico, al de las raíces hebreas de nuestra fe.

lunes, 13 de octubre de 2014

EL ORIGEN DE LAS DESVIACIONES. PARTE I



         No lo puedo evitar, me gusta analizar el por qué de las cosas, me gusta preguntarme por qué creo lo que creo, así a lo largo de estos años me han venido a la mente diferentes cuestiones, relativas a mi fe, que he ido tratando en diferentes entradas, como: ¿Cuando surgió la teología dominante en las iglesias evangélicas? ¿quién estableció las tradiciones que hoy guardamos? ¿por qué llamamos Antiguo Testamento a las Escrituras hebreas? ¿quién estableció el cambio del sábado al domingo? ¿quién modificó la sencilla organización de la iglesia primitiva? ¿a qué es debido que un gran grupo de iglesias no reconozcan al nuevo estado de Israel denominándose antisionistas? ¿existe el antisemitismo dentro del cristianismo? Si eres tradicional, si te inquieta que te cambien los esquemas, si para ti es un problema, te sugiero que no sigas leyendo, pues vamos a investigar el origen de muchas de las desviaciones que perduran, todavía hoy, en muchas iglesias cristianas.


     Y tras estudiar, he obtenido respuestas a estas preguntas: Sí, desde muy temprano en la historia del cristianismo, ha ido creciendo un antisemitismo dentro de las congregaciones cristianas. Se ha considerado, que las bendiciones prometidas a Israel han pasado a la iglesia, mientras que la primera ha quedado sumida en las maldiciones, consecuencia de su desobediencia. Por lo tanto, se ha estimado que la Escritura antes de Cristo, es algo "Antiguo", que puede servirnos de guía en muchos asuntos, siempre a modo de ejemplo, pero que ahora es el Nuevo Testamento, el que únicamente tiene las instrucciones claras para relacionarnos con Dios. Se ha despojado al Mesías de su identidad judía y se lo ha representado como un Cristo gentil, creador de una nueva religión opuesta al judaísmo y por lo tanto, se han desechado las fiestas bíblicas, y aún más grave, se ha cambiado el cuarto mandamiento relativo al sabath, y se han instituido fiestas y costumbres, que en su origen eran paganas, pero que han sido adaptadas, para ser aceptadas por la moral cristiana.

     Y todo lo anterior, empezó muy pronto, a finales del siglo I y principios del II, apenas 50 años después de las cartas de Pablo, una vez que Jerusalén ya había sido destruida y la iglesia judeocristiana fue dispersada. Es lo que se conoce con el nombre de "TEOLOGÍA DEL REEMPLAZO", una de las más graves herejías, en mi opinión, que ha sufrido y sufre la sana doctrina bíblica. Tal es así, que distintos perseguidores, inquisidores y nazis, han hecho referencia a ella, para justificar el asesinato de miles de judíos a lo largo de la historia.

     Como he mencionado en otras entradas, en un principio, los apóstoles y los primeros miles de discípulos, siguieron viviendo su judaísmo, en la nueva fe del Mesías, Yeshúa. Pues, aunque muchos definen "cristianismo", como una religión fundada en el siglo I por Jesús de Nazaret, la realidad es que Él  fue un judío observante durante toda su vida.

     De esta manera, los doce y los primeros creyentes, asistían los sábados a los servicios de la sinagoga, -por supuesto consideraban al sabath como el día de reposo (Hechos 15:21)- donde daban testimonio de su fe. También seguían adorando a su Dios en el templo (Hechos 2:46), además de lo cual se reunían, el primer día de la semana y cada vez que tenían ocasión. Eran de gran testimonio entre su pueblo y miles aceptaron la nueva fe (Hechos 2:47).



      Ellos esperaban un regreso inminente del Mesías, y se sorprendieron cuando rápidamente, muchos gentiles, temerosos de Dios, al escuchar a los discípulos en las sinagogas, y ver el fuego que desprendían sus corazones aceptaban y creían en el Nazareno.

     En el siglo I, muchos gentiles se habían acercado al judaísmo, pues había judíos en la dispersión, en muchos lugares, y su ética, moral y normas de conducta llamaban la atención de bastantes personas. Algunos que se convertían al judaísmo, eran llamados "prosélitos", tal es el caso, por ejemplo de Nicolás de Antioquía que fue uno de los siete diáconos elegidos en Hechos cap. 6. Para formar parte de pleno derecho del pueblo judío, eran circuncidados y debían presentar un sacrificio en el templo.

      La mayoría, no aceptaba el tema de la circuncisión y entonces se limitaba a asistir a la sinagoga y a participar de alguna de las fiestas y costumbres judías, estos eran llamados "temerosos de Dios". En las Escrituras vemos varios ejemplos de ellos: el centurión que rogó al Señor por su siervo, en Lucas 7, quien era muy apreciado por su amor a la comunidad y que no se consideró digno de que el Maestro pasara bajo su techo, por lo que recibió el reconocimiento de Éste. Y Cornelio, en Hechos 10, que se convirtió con toda su casa.


      Estos "temerosos de Dios", que asistían regularmente a las sinagogas, se llenaron de gozo al escuchar las buenas noticias del evangelio, pues, hasta el momento, permanecían "en segunda fila", como hemos comentado, practicaban alguna costumbre judía, pero no eran circuncidados ni seguían todas las tradiciones hebreas. Ahora estaban contentos, pues el Mesías había roto esta separación que ellos percibían. Ante esta situación apareció un conflicto, puesto que algunos judíos creyentes, querían imponer las prácticas del judaísmo a los nuevos creyentes gentiles.

         Y es que, hasta entonces, los que creían en el Mesías, los nazarenos,  estaban encuadrados dentro del judaísmo, como si se trataran de un grupo más, como lo eran los fariseos o los saduceos. Así Saulo de Tarso, por ejemplo, no perseguía a "cristianos", propiamente dichos, pues el iba a las sinagogas con cartas de los sacerdotes, en busca de estos judíos cuya nueva doctrina no era del agrado de la élite religiosa. Y así llegaba hasta Damasco y otras ciudades, castigando a los nazarenos que encontraba en las sinagogas. Y después, habiendo él ya creído, también recibió castigos propios de la ley "judía", como los cuarenta azotes menos uno, que se menciona en Hechos.

      Lo que ocurrió fue que, tras la persecución que siguió a la muerte de Esteban, los creyentes en el Mesías que tuvieron que huir, llegaban a las sinagogas de las ciudades compartiendo el evangelio y muchos de los temerosos de Dios que escuchaban aceptaron al Mesías, ellos fueron el puente natural entre la predicación primaria a los judíos y la posterior a los gentiles, de los que Pablo fue hecho apóstol.

      Cuando ocurrió el conflicto mencionado arriba, en el que algunos judíos creyentes quisieron imponer la circuncisión y otras prácticas a los creyentes gentiles, tuvo lugar el concilio de Jerusalén, relatado en Hechos capítulo 15. Ahí se estableció que no se debía de molestar a los creyentes gentiles con preceptos que sólo incumbían a los judíos, sino, solamente se les recomendó unas normas de conducta, que básicamente, eran la que venían reflejadas en levítico para los extranjeros residentes entre el pueblo de Israel.

      Así pues, era la iglesia en Jerusalén, la que guiaba a las asambleas gentiles, lo cual concuerda con lo dicho por el apóstol Pablo en Romanos 11 en el ejemplo del injerto (asamblea gentil) en el olivo (Israel).


    Pero, esta situación ideal, cambió después de la dispersión de la asamblea judeo-cristiana. Tras las revueltas, los judíos estaban mal vistos en todo el imperio y, poco a poco, las asambleas gentiles fueron separándose de la herencia hebrea que habían recibido.

     Este proceso de separación se ve claramente en los escritos de los llamados "padres de la iglesia". Así, la didaché, que se cree fue escrita en Siria alrededor del año 70 de nuestra era, muestra a una congregación aún bajo la influencia de la liturgia judía, pero que ya intenta no coincidir en los días de ayuno con los judíos. En cuanto a la organización, mantenían la establecida en el Nuevo Testamento, pues se menciona a "ancianos" y diáconos en plural, y se da instrucciones para reconocer a los falsos profetas.

     Después, Clemente de Roma allá por el año 95, escribe una carta a la iglesia de Corinto, exhortando a los hermanos, para que no tuvieran celos ni disensiones entre ellos. Algunos creen que Clemente podría ser de ascendencia judía, por el amplio conocimiento del llamado Antiguo Testamento, que usa en dicha carta, y que este fue un primer intento de dar cierta preeminencia a la iglesia de Roma. En cuanto a la organización de la asamblea en Corinto, aún se habla de obispos en plural.



     Fue en el 110 d.C. cuando Ignacio de Antioquía, instituyó (al menos es el primero que lo recomienda) lo que es llamado el obispado monárquico. Ya encontramos un sólo obispo, que es apoyado por una nueva categoría intermedia "los presbíteros", y por los diáconos. El obispo, según la teología de Ignacio debía dar la autorización para todas las actuaciones de la asamblea, y sin él no se podían celebrar bautismos o celebrar la Santa Cena, es interesante observar como comportamientos así han llegado hasta nuestros días, en los que es el pastor quien elige quien puede presidir, bautizar o autorizar cualquier actividad en la iglesia. Ignacio fue el primero en rechazar que los cristianos tuvieran que guardar o reconocer al sabat, como el día de reposo, no pudiendo para ello utilizar ningún apoyo bíblico, sino solo señalando que era mejor celebrar el día de la resurrección. (Recomiendo este enlace, para  más información: https://www.youtube.com/watch?v=SqKIfbSVDnA

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