miércoles, 6 de noviembre de 2013

UN CIUDADANO DEL REINO





 "...MÁS BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA Y TODAS ESTAS COSAS OS SERÁN AÑADIDAS." (YESHÚA, EL MESÍAS).


     Durante varios milenios, se han sucedido sobre la tierra, los reinos y gobiernos de los hombres. En este tiempo los ha habido mejores y peores, pero, en general, hay que decir que estos han sido nefastos para sus súbditos. Matanzas, torturas, robos, perversión del derecho y la justicia, han sido la seña de identidad de muchos de ellos. Aún en los países civilizados democráticos, aunque se vive muchísimo mejor que en el resto del mundo, la corrupción anda a sus anchas en los gobiernos y los derechos de los humildes son pisoteados a favor de los ricos.

                        
   

      Pero, dice la Biblia que hay un Reino en el que el bien y la justicia moran eternamente, los súbditos de este reino habitan en completa paz, sus lágrimas han sido enjugadas y convertidas en gozo, tienen sanidad, tanto física como espiritual, y son tratados con dignidad y justicia. Su Rey es perfecto, puro, todopoderoso, implacable contra toda injusticia e inmoralidad, su misericordia y amor son insondables y su gloria brilla muchísimo más que el mismo sol. YHVH es su nombre y ante Él toda rodilla se doblará algún día.


      Hubo un hombre, llamado Juan, al que se le permitió mirar como por una ventana al interior de este reino celestial y lo que vio lo dejó escrito en Apocalipsis, cuyos capítulos 4 y 5, describen de una manera impresionante el trono del Rey, la adoración celestial, y la majestad del Cordero, su Hijo Yeshúa.

     Jesús fue quien dio a probar una muestra de ese reino celestial, "arrepentíos porque el reino de Dios se ha acercado", comenzó a predicar tras su bautismo. Los ciegos veían, los cojos andaban, los sordos oían, los perturbados eran liberados y a los pobres les era predicado el evangelio. Fue mediante su sacrificio en la cruz y posterior resurrección que podemos acercarnos al reino de Dios, puesto que ninguno de nosotros somos dignos ni siquiera de mirarlo.


             
                        

     "Nuestra ciudadanía está en los cielos", proclamó Pablo en Filipenses, dando entender que este reino es espiritual, que se encuentra por siempre y hasta la eternidad, en los lugares celestiales, y así es. Pero, nuestro Dios es un Dios de pactos, y uno de estos, afirma que este reino también será establecido en la tierra. En el primer versículo de Mateo se hace referencia de forma implícita a dos de estos pactos:

"1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham". A Abraham, el Eterno le prometió que en su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra (Génesis 22:18), haciendo referencia a la obra redentora del Mesías,  y a David le dijo que uno de sus descendientes reinaría para siempre sobre la tierra en un reino que no sería jamás destruido (2ªSamuel 7:12-29).

     También al profeta Daniel le fue revelada la naturaleza de este reino y a quién le sería entregado:

    "En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre." (Daniel 2:44)

     "Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante El. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido."(Daniel 7:13-14).

     Igualmente, Miqueas dijo:

     "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad."




     Así pues, el reino de Dios no es sólo espiritual, sino que será establecido en esta tierra y dado a Yeshúa, el Hijo del Hombre, para que reine sobre él. Desde poco después de David, los judíos esperaban el establecimiento de este reino prometido, por eso, cuando el Señor empezó a decir que el reino de los cielos se había acercado, los que lo oían sabían perfectamente a que se refería, pues esperaban fervientemente este reino del Ungido de Dios en la tierra, más aún cuando estaban bajo el yugo romano.

     En el Tanaj, los profetas describieron las características de este futuro reino del Mesías:

-Su capital será Jerusalén, y desde allí, el Señor impartirá su Ley, instrucción, consejo y enseñanza:
    
     "Así dice YHVH: Yo he restaurado a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de YHVH de los ejércitos, Monte de Santidad." (Zacarías 8:3).

     "Vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; para que nos enseñe acerca de sus caminos y andemos en sus sendas. Porque de Sion saldrá la Ley y de Jerusalén la palabra del Señor." (Isaías 2:3).

-Su Rey, descendiente de David según la carne, impartirá justicia con integridad:

     "He aquí vienen días -declara el Señor- en que levantaré a David un Renuevo justo; y El reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y la justicia en la tierra." (Jeremías 23:5).

     "Se deleitará en el temor del Señor, y no juzgará por lo que vean sus ojos, ni sentenciará por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará al pobre con justicia y fallará con equidad por los afligidos de la tierra; herirá la tierra con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios matará al impío. La justicia será ceñidor de sus lomos y la fidelidad ceñidor de su cintura." (Isaías 11:3-5).

-Este reino justo, juzgará a las naciones y entre ellas no habrá lugar para la guerra:

     "Juzgará entre las naciones, y hará decisiones por muchos pueblos. Forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra."(Isaías 2:4)

-En este reino, aún el mundo animal será transformado y convivirán juntos depredadores y presas sin hacerse ningún daño:


     "El lobo morará con el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito; el becerro, el leoncillo y el animal doméstico andarán juntos y un niño los conducirá." (Isaías 11:6)

-En el reino del Mesías morará la sanidad, tanto en los súbditos como en la misma tierra, puesto que aún el desierto florecerá:

     "Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se destaparán. El cojo entonces saltará como un ciervo, y la lengua del mudo gritará de júbilo, porque aguas brotarán en el desierto y arroyos en el Arabá. La tierra abrasada se convertirá en laguna y el sequedal en manantiales de aguas..." (Isaías 35:5-7)

-Cuando el reino sea establecido, de todas las naciones acudirán a Jerusalén para celebrar la fiesta de los tabernáculos:
                            

     "Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a YHVH de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos." (Cada vez más cristianos gentiles se animan a celebrar esta fiesta).


-Será restablecido parte del sistema ritual de sacrificios en el templo, que debe ser construido conforme a la descripción que de él hizo Ezequiel en los capítulos 40 al 48, -en mi opinión estos holocaustos serán en forma de memorial y recordatorio de la obra y sacrificio del Mesías, al igual que vemos en el libro de los Hechos, como los creyentes judeo-cristianos seguían participando de los rituales del templo, dándoles el verdadero significado en Yeshúa-, donde se celebrará la pascua, y la fiesta de los tabernáculos, así como los días de reposo (el sabat, siempre fue y será el sabat). Los levitas, del linaje de Sadoc, volverán a ministrar en el templo milenial.



     ¿Quién podrá habitar en este reino tan maravilloso?, el rey David, inspirado por el Aliento del Altísimo, dijo en el Salmo 15:

     "YHVH, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?
     El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino.
     Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a YHVH.
     El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho.
     El que hace estas cosas, no resbalará jamás."

     Y nuestro Maestro, el Rey, nos dio pistas sobre los habitantes de este reino en el sermón del monte:

     "Bienaventurados los pobres en espíritu, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS.
      Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
      Bienaventurados los mansos, PORQUE ELLOS RECIBIRÁN LA TIERRA POR HEREDAD.
      Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
      Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
      Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
    Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS..."

     De estos dos textos, podemos obtener una guía para comportarnos como ciudadanos del Reino. "Los pobres en espíritu", los que reconocen humildemente que no son dignos de entrar por sí mismos en este reino, los que se aferran a la gracia y misericordia de Dios y no se fían de sus propios logros. Así, al menos, interpreto yo esta frase.

     Los que estudiamos escatología, somos conscientes de que la venida del Señor está cerca, en  mi opinión, una vez restaurado el estado de Israel, estamos en el tiempo de "principio de dolores" del que el Mesías habló en Mateo 24 y textos paralelos. Terremotos, hambres, inundaciones, guerras, revueltas, persecución de los cristianos, falsos profetas... definen este tiempo. De lo que no somos tan conscientes, al menos yo no lo era, es de que podemos ser testigos en primera persona de este establecimiento del reino físico del Mesías y, de que, de un momento a otro, podemos llegar a formar parte de él.

      Aunque, antes de esto, el Señor habla de un tiempo de tribulación como nunca antes ha habido en la tierra. Es un tema bastante amplio, que analizaremos, Dios mediante, en otra entrada. Pero sí cabe decir, que este reino del Mesías constará de dos periodos (Apocalipsis 20):



-Primeramente, el Mesías gobernará desde la Jerusalén física, por un periodo de mil años, conocido como "el milenio", en donde se cambiarán las tornas y la justicia reinará en su plenitud, tal y como hemos explicado arriba.

     Mientras dure este tiempo, el diablo será encerrado, para que deje de engañar a las naciones. Los creyentes que hayan sobrevivido a la gran tribulación, habiendo sido transformados, serán parte de este reino junto con los hermanos que hayan sido muertos durante ese periodo de terrible prueba, que resucitarán, en lo que la Biblia llama la primera resurrección.

-Pasados los mil años, el diablo será liberado, engañando nuevamente a las naciones, que harán guerra contra el campamento de los santos. Pero el Cordero las vencerá, arrojando a Satanás al lago de fuego. A continuación serán creados nueva tierra y nuevos cielos, descendiendo la Jerusalén celestial, desde donde el Eterno y su Mesías reinarán por los siglos de los siglos, y en donde nos encontraremos todos los que estemos inscritos en el libro de la vida, gracias a la sangre del Cordero.


     Mientras tanto, me gustaría adquirir las cualidades de un verdadero súbdito de este reino,  para que la luz del Rey brille a través de mí. También recomiendo este vídeo que habla sobre la fiesta bíblica que durante siglos ha anunciado su futuro regreso https://www.youtube.com/watch?v=HOiQSQaxjDE