miércoles, 21 de noviembre de 2012

De Jerusalén a Roma (parte III)




     Así pues, tras las rebeliones judías, y la consecuente dispersión de la iglesia judeocristiana, las congregaciones gentiles, fueron poco a poco introduciendo costumbres paganas en sus reuniones y dejaron que la filosofía griega fuera influyendo en sus doctrinas, además, como el judaísmo pasó a estar mal visto en todo el imperio, los cristianos intentaban distanciarse y no ser confundidos con ellos. Aunque con esto no quiero quitar ni un ápice de valor, ni de reconocimiento a tantos y tantos hermanos que en los primeros siglos dieron su vida por Aquel que entregó la suya en la cruz y que contribuyeron con sumo coraje a la difusión de la Palabra de Dios por todo el mundo, entonces conocido.



     Pero el hecho de abandonar las raíces hebreas de la fe, trajo graves consecuencias, pues poco a poco, sobre todo en Roma, se empezó a dar mucha importancia a una supuesta tradición apostólica -por otra parte totalmente inventada, pues como hemos visto los apóstoles no dejaron las costumbres de su pueblo-, que justificaba cambios que, a la postre y con el pasar de los siglos, darían paso a las tremendas desviaciones que habitan en la iglesia católica.

     El historiador de la iglesia, Eusebio, relata dos controversias que tuvieron lugar en el s.II, en relación a la fecha en que debía celebrarse la pascua. A principios del s.II, Aniceto, obispo de Roma se reunió con Policarpo quien fue discípulo del apóstol Juan, para tratar este tema. Las iglesias de Asia, entre ellas la de Policarpo, guardaban la pascua en el día señalado, cuando los judíos sacrificaban al cordero pascual, el 14 de Nisan, cayera donde cayera en cuanto al día de la semana. Sin embargo, en Roma se había considerado que lo correcto era celebrarla en domingo y Aniceto intentó sin éxito convencer a Policarpo, pero ambos se despidieron en paz. Sin embargo, algunos años después, otro obispo de Roma llamado Víctor, ya intentó imponer por la fuerza, bajo amenaza de excomunión, el cambio en la celebración de la pascua a las iglesias de Asia, aunque gracias a la actuación de otros obispos como Irineo la cosa no fue a mayores.

     Entre tanto, la iglesia sufría periodos de gran persecución, a pesar de lo cual, no dejaba de crecer y crecer, dando buen testimonio entre el pueblo, teniendo una sana doctrina en cuanto a la salvación por la fe en el Señor, no se adoraban imágenes ni santos, y se reconocía a Jesús como el único mediador, no obstante, ya se empezaron a meter doctrinas extrañas influidas por la filosofía griega. Entonces el adversario cambió de táctica y a principios del s. IV el emperador Constantino oficializó el cristianismo como la religión oficial del estado, le dio riquezas y poder a los obispos y fue a partir de ese momento, cuando la asimilación y la paganización entraron de lleno en las iglesias. Se prohibió expresamente celebrar ninguna fiesta que coincidiera con la de los judíos, lo que ha provocado que aún hoy haya un desconocimiento general, incluso en los seminarios, de las Fiestas Señaladas y de la profecía incluida en ellas.

     El distanciamiento del judaísmo producido en los primeros siglos, dio lugar al antisemitismo, que tuvo su máximo apogeo siglos después con la inquisición y las cruzadas. Las fiestas paganas se cristianizaron, por ejemplo, se impuso el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre que era el día del dios sol, cuando la realidad es que estudiando las Escrituras, podemos llegar a la conclusión que él nació durante la Fiesta de los Tabernáculos (finales de septiembre-principios de octubre). Y es que si leyéramos los evangelios desde una perspectiva hebrea, apreciaríamos mejor muchas cosas, que han sido deformada por la tradición, os paso este enlace, que aunque, en mi humilde opinión tiene algún fallo -sobretodo en la disposición de los discípulos en la última cena-, sí relata los hechos de los evangelios de una forma más cercana a la realidad:http://www.youtube.com/watch?v=JbUNBpUy0Hg

     Con el paso del tiempo esta paganización, dio lugar a la idolatría, la adoración a María y los santos, doctrinas como el limbo, el purgatorio o las indulgencias, el papado romano, etc.. en fin, todas las tremendas desviaciones que habitan en la iglesia católica.

     Desde el mismo s. IV con Prisciliano, ya existieron grupos de cristianos que se oponían a esta paganización, grupos que fueron acusados de heréticos y que fueron aniquilados por la iglesia de Roma, valdenses, anabaptistas... sufrieron de su persecución, hasta que en el s. XVI el Señor permitió que triunfara la reforma en Alemania, y un soplo de aire fresco regó toda la cristiandad. Sin embargo, era tal la cantidad de tradiciones paganas que habitaban en la iglesia católica, que la reforma no pudo desprenderse de todas y en las iglesias evangélicas tenemos muchas de ellas, de las que hablaremos próximamente si Dios quiere. En 1967 coincidiendo con la reunificación de Jerusalén, el movimiento judío-mesiánico obtuvo un crecimiento sin precedentes, por primera vez después de dos mil años, judíos predicaban a otros judíos acerca de Yeshúa el Mesías. Y es a través de estos hermanos conocedores de las raíces hebreas, que podemos acercarnos más fidedignamente al relato de los evangelios.

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