martes, 27 de noviembre de 2012

Tradiciones Evangélicas I: EL DIEZMO

    



     Desde siempre es algo que continuamente habíamos oído, "hay que apartar el diez por ciento de lo que se gana para la ofrenda, para el Señor". Si ganas 1000, pues 100, si ganas 500 pues 50... y así sucesivamente. En mi casa lo dábamos por hecho, pero, profundizando en las Escrituras, uno se da cuenta de que el tema del diezmo quizás no haya sido tratado correctamente, -al menos en mi caso pienso que así ha sido-, en la iglesia evangélica en general. Estudiando sobre el tema en la Biblia, surgen las siguientes preguntas: ¿es bíblico el diezmo? ¿está aún vigente para nosotros?

    A la primera pregunta, la respuesta es que SÍ, que estaba establecido en las Escrituras, para el pueblo de Israel. En cuanto a la segunda pregunta, la respuesta es NO, pienso que no está vigente para nosotros como un mandato expreso para los creyentes gentiles. Seguidamente paso a ampliar y respaldar estas respuestas en base a las Escrituras:

     Deuteronomio 14:22-23 "Diezmarás fielmente todo el producto de tu sementera, lo que rinde tu campo cada año. Y comerás en la presencia del Señor tu Dios, en el lugar que El escoja para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu mosto y de tu aceite, y los primogénitos de tus vacas y de tus ovejas, para que aprendas a temer siempre al Señor tu Dios".

     De estos versículos se desprenden varias enseñanzas: El diezmo era una especie de impuesto nacional, religioso. Se debía de dar en productos de la tierra o del ganado. Se entregaba una vez al año. Cuando se construyó el templo (el lugar escogido para poner su Nombre) se depositaba allí.

     En los siguientes versículos del cap. 14 de Deuteronomio, se dice que el que estuviera lejos del Lugar Santo, podía llevar dinero y al llegar allí cambiarlo por los productos que quisiera (con el tiempo se establecieron los cambistas, esos a los que Jesús tuvo que echar). Y que, cada tres años, el diezmo iría íntegramente para los levitas, los forasteros, los huérfanos y las viudas. Es interesante saber también que a los jornaleros no se les imponía el diezmo de su salario, en su caso se trataba de ofrendas voluntarias.

     En definitiva, el diezmo estaba circunscrito al pueblo de Israel y al templo. En mi opinión, es muy probable que los primeros discípulos que tuvieran tierras o ganado, al ser judíos, siguieran llevando al templo sus diezmos, al igual que seguían participando de las costumbres de su pueblo. Pero el diezmo NO TIENE NADA QUE VER CON LA IGLESIA,-de la misma manera que hay mandamientos que solo te afectan si  eres levita, por ejemplo-, y menos aun con las asambleas gentiles, a los que no les eran impuestas las costumbres judías, como ya vimos. Los apóstoles y los primeros discípulos no diezmaban cuando se reunían, ni enseñaron a las iglesias a hacerlo. Las ofrendas eran voluntarias y secretas, y algunos daban mucho más que el diezmo pues DABAN TODO LO QUE TENÍAN. (Hechos 4:32-37, 1 Corintios 16:2,  2ª Corintios 9:7).


                                          

    Siempre que se menciona el diezmo en la Biblia tiene que ver con el pueblo hebreo, los fariseos habían llevado hasta el extremo esta observancia, cosa que el Señor les recriminó en Mateo 23:23, no porque no debiesen diezmar, sino porque prestaban más atención a ello que a la justicia o la misericordia. ¿Quiere decir esto que los creyentes no debemos ofrendar? en absoluto -de hecho yo no he encontrado a ningún verdadero creyente que diga tal cosa-, vemos en el Nuevo Testamento, que eran muy generosos y que la prioridad de estas ofrendas era "el acordarse de los pobres" y que también los que trabajaban a tiempo completo difundiendo el evangelio, tenían derecho a recibir su sustento de estas ofrendas.

    En definitiva, en mi opinión particular, se puede sugerir, recomendar, aconsejar... el diezmo como una forma muy buena de organizar la ofrenda personal, fijándonos en este modelo por el que se regía el pueblo escogido, obedeciendo al Señor, pero nunca se debe imponer. Para personas que cobran poco, el diezmo puede ser demasiado y al contrario si cobran mucho. No se pueden poner cargas de conciencia en este asunto a personas que lo que necesitan es ser ayudadas, y menos aún utilizando textos como el famoso de Malaquías, que como ya he explicado se encuentra dentro del contexto del pueblo de Israel y del templo. Tampoco vale decir que no tenemos para ofrendar y luego gastarnos el dinero en caprichos innecesarios. Concluyendo, lo suyo es hacer caso, como siempre, a la Palabra:

     "Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por necesidad porque Dios ama al dador alegre."

    

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