sábado, 5 de enero de 2013

UN VERDADERO ISRAELITA




    Uno de los pasajes de la Biblia que más me gustan, es ese que cuenta como Felipe uno de los discípulos se encontró con un amigo que se llamaba Natanahel,  y le dijo que había encontrado al Mesías de quien habían dado testimonio todos los profetas, a Jesús de Nazaret. Natanahel un poco escéptico dijo “ ¿de Nazaret puede salir algo bueno?”, y Felipe le respondió: “ven y ve”. Y cuando se acercaban a Jesús, este dijo al verle, “he aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño”. Natanahel, entonces dijo “¿de qué me conoces?” y el Señor respondió “cuando estabas debajo de la higuera te vi”, no sabemos que estaba haciendo Natanahel debajo de la higuera, pero quedó tan impresionado por la respuesta de Jesús que a partir de ese momento creyó en El y le siguió.

     Y hoy vamos a hablar de otro verdadero israelita sin doblez, Jesús conoció como era Natanahel porque El puede ver lo que hay en el corazón de todos los hombres. Pero además, Jesús había tratado mucho tiempo con un verdadero israelita que había sido muy importante en su vida. Se trataba del que hacía las veces de su padre: José.

     No se suele hablar demasiado de José, pues es eclipsado por la figura de María, cuando se estudian los textos que hablan del nacimiento de Jesús. Sin embargo, si conocemos como era la sociedad judía en tiempos del Maestro, veremos que el padre actuaba como un patriarca en las casas israelitas, sobre él recaía la responsabilidad no sólo de proveer alimento físico para los suyos, sino también alimento espiritual, pues un verdadero israelita no separaba los asuntos económicos o laborales con las cosas de Dios como hacemos muchas veces hoy día. La realidad es que su papel en esta historia es mucho más importante del que se nos ha transmitido, quizás por el interés de la iglesia católica de presentarlo como un hombre ya mayor y débil.

     Y, conociendo como era la cultura hebrea en esos tiempos y estudiando lo que las Escrituras dicen sobre José, podemos sacar diversas aplicaciones muy interesantes para nuestras vidas.

     Por qué decimos que José era un verdadero israelita? Pues porque dice Mateo 1:19 que era “justo” y cuando en las Escrituras se habla de que alguien era justo, se hace referencia a que era una persona que intentaba estar sujeto a los mandatos de Dios. Podemos ver varios ejemplos de esto:

      -José cumplió con todo lo prescrito en la Ley cuando nació Jesús: Circuncidó al niño a los ocho días, y cuando se cumplió el tiempo que María debía esperar para purificarse, lo llevaron al Templo para presentarlo al Señor, donde ofrecieron un par de tórtolas o palominos que era la ofrenda de la gente con pocos recursos económicos.
      -Lucas 2:41 dice que José llevaba a su familia todos los años a celebrar la fiesta de la pascua a Jerusalén, cumpliendo así con el mandato del Señor. Y cuando Jesús se les perdió, dice la Escritura, que lo habían buscado muy angustiados.

     Además de esto, vemos como José no tomaba decisiones apresuradamente, dice la Escritura que cuando se enteró de que María había concebido, como era justo y no quería infamarla, pensó dejarla secretamente, pero no actuó impulsivamente sino que dice Mateo 1:20 “ y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños..”

     Así pues, de lo que está escrito, sacamos dos aplicaciones:

      -José intentaba cumplir los mandamientos de Dios.
      -José no tomaba decisiones a la ligera, por impulsos, sino que meditaba antes de actuar.

     Y ahora vamos a aprender otras cosas de lo que hacían los verdaderos israelitas con sus hijos. Los rabinos decían que los padres debían enseñar algún oficio a sus hijos para que no se convirtieran en ladrones, pero a la vez de esto, había algo que ellos tenían la obligación de enseñar a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, algo que había ordenado el mismo Dios, algo que José enseñó a Jesús, apenas éste tuvo conocimiento para entender las palabras:

Deuteronomio 6:4-8

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”

     A este texto, se le conoce como el “Shemá” que en hebreo significa “escucha”, y es la oración más importante para los judíos aún hoy día. He leído que muchos judíos, cuando eran llevados a la cámara de gas iban diciendo “shemá Israel”. También leí la historia de un héroe judío en una de las guerras que estos han tenido con los árabes desde que de nuevo tienen su Estado, este hombre se encontraba con varios soldados, compañeros suyos, cuando les lanzaron una granada, al ver que iban a morir todos, saltó sobre ella diciendo “ shemá Israel”, recibiendo la mayor parte del impacto, lo que salvó la vida de sus compañeros.

     Jesús creció viendo porciones de la Palabra de Dios escritas o colocadas sobre los dinteles de las puertas.

     Nosotros tendemos a separar la enseñanza de la Palabra con la del trabajo por ejemplo, pero para los verdaderos israelitas esto no era así.

     ¿Sabéis que además de la enseñanza de los padres sobre los hijos, Israel ya tenía una especie de sistema educativo en época de Jesús?

     En cada pueblo había una sinagoga y sobre los seis años los niños hebreos iban a ella a aprender tanto del alfabeto como de la Toráh. El maestro era muy bien considerado en la sociedad judía de la época.

     José era albañil, es lo que más se aproxima a la palabra griega “tecton” que fue traducida normalmente por “carpintero”. José era un obrero de la construcción que trabajaba la madera, pero además, la piedra, el yeso, y seguramente también los estucos y mosaicos. Por eso la palabra “arquitecto” significa el principal o el jefe de los obreros, no de los carpinteros.

     José seguro que aprendió el oficio de su padre, y él se lo enseñó a Jesús, por eso dice en Mateo 13:55  “¿no es éste el hijo del tectón?” y Marcos 6:2-3 “¿no es éste el tectón?”. Así pues, yo pienso que José era un obrero, que trabajaba muchas veces por el jornal y por eso no tenía mucho dinero y tuvo que ofrecer dos tórtolas en vez de un cordero y otras veces también haría chapuces y pequeñas obras. José tuvo que trabajar muy duro, con María mucho tiempo embarazada, pues Jesús tuvo hermanos y hermanas, para sacar adelante a su familia.

     Así pues Jesús sabía trabajar de verdad, nosotros a veces cuando hemos hecho algún “chapú” en el que no hayamos podido utilizar hormigonera o grúa o alguna otra máquina, decimos “uf es que así trabajaban los romanos”. Pues así trabajaba Jesús y lo vemos en sus parábolas:

     -Sabía cuál era el sueldo de un obrero, y conocía los problemas que hay en el trabajo cuando algunos cobran más que otros o cobrando lo mismo han trabajado menos (Mateo 20:2-14)
     -Sabía lo que era soportar el calor del día, en Israel hace mucho calor en verano y seguro que alguna vez le tocó estar en algún tejado o fachada o abriendo una zanja.(Mateo 20:12)
     -Sabía de estructuras, esto lo vemos en la parábola de los dos cimientos Mateo 7:24-29
     -Seguramente había visto a José cogerse los dedos con un presupuesto, el ejemplo de la torre Lucas 14:28-29

     Así que el Señor nos entiende perfectamente cuando lo pasamos mal en los trabajos, yo me imagino que igual que ahora, ya entonces depende de en que obra estuviera, seguro que hubo ambientes malos, pero Él se mantuvo siempre íntegro. Debió de ser un trabajador buenísimo.

     Escuché a un hermano decir que al Señor le encanta la construcción: ordenó construir el arca a Noé, el tabernáculo a Moisés, el templo a Salomón, y creo que es verdad, que le gusta la construcción, pues dice Zacarías 4:10 “¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces? Estos siete se alegrarán cuando vean la plomada en la mano de Zorobabel; estos son los ojos del Señor que recorren toda la tierra”. Los rabinos consideraban muy bien a los que hacían trabajos con las manos, al contrario que en nuestra sociedad que digamos está mejor visto el que trabaja intelectualmente que el que lo hace físicamente. Y es interesante como nuestro maestro tuvo el oficio de constructor, habiendo venido a restaurar al hombre pecador que arrepentido viene a Él. Para conocer más de las raíces hebreas de nuestra fe, pincha aquí https://www.youtube.com/watch?v=j43vUyVmdIM


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