jueves, 17 de enero de 2013

Los tiempos del fin (Parte I)



     En los últimos años se han sucedido tremendos desastres naturales, algunos con cientos de miles de muertos, como el tsunami de 2004 o el terremoto de Haití. Hemos visto imágenes espectaculares como las inmensas olas tras el maremoto de Japón, o las inmensas inundaciones de Australia y también podríamos nombrar desastres en Nueva Orleans, Chile, Italia, China... La gente tiene la impresión de que algo no va bien, que no es normal lo que está pasando, tanto es así que incluso un responsable europeo habló de “Apocalipsis” al ver las imágenes de Japón. También en estos últimos  años, muchos siguieron la supuesta profecía maya del fin del mundo. Incluso dentro del mundo "evangélico" se han producido falsas alarmas en este tema. Pero ¿qué dice la Biblia al respecto? ¿estaremos viviendo tiempos proféticos?

     Es muy interesante destacar que Yeshua se refirió a estos sucesos hace ya 2000 años, en Mateo 24 y los pasajes paralelos de los evangelios.
      Así dice en el vers.7 que habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares. Epidemias como el Sida matan a millones de personas cada año, nunca en la historia ha habido tanta hambre como ahora ya que casi 1000 millones de personas pasan necesidad. Y en cuanto a los terremotos, no es que haya más que en otras épocas, pero es evidente que los últimos son los más destructivos de la historia en cuanto a víctimas humanas. Y es muy clarificador también el pasaje paralelo de Lucas 21:25 "...y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas", parece sacado de un periódico actual.
     En el vers. 6 de Mateo y en los textos paralelos el Maestro habla de guerras y disturbios en diferentes lugares, creo que es evidente el paralelismo con lo que ocurre en estos momentos. En los vers. 9 y 10 narra las persecuciones que sufrirán sus discípulos, y es hoy en día cuando más cristianos sufren persecución a causa del evangelio de Cristo, solamente en Corea del Norte se calcula que hay 50.000 encarcelados, y no hablemos de China, Birmania, los países islámicos...
     Y junto a estas señales, Yeshua nos habla de la degradación moral de este tiempo que sería como el tiempo en el que vivió Noé. Los sabios judíos explican que los motivos por los que se produjo el diluvio, fueron la violencia, la inmoralidad sexual y la corrupción reinante.
    
      Las guerras, la violencia urbana, violaciones, revueltas, terremotos, terrores del mar y las olas, plagas y falta de principios morales, definen este tiempo. Pero, a pesar de que todo esto está pasando, aún hay señales que faltan por cumplirse, en Mateo 24:6, Jesús explicó que era necesario que su evangelio fuese predicado a todas las naciones y que entonces vendría el fin. Esto ya se ha cumplido, pues su mensaje ha llegado a cada rincón del planeta. Y es aquí donde Yeshúa se refiere a dos señales que aún no se han cumplido, que van unidas y que marcarán el comienzo del tiempo del fin.

     Pero, antes de entrar a analizarlas, hay un pasaje en el evangelio, decisivo a la hora de interpretar los tiempos que estamos viviendo.

     Debía de ser impresionante, me refiero a la Jerusalén del siglo I vista desde el monte de los olivos, con el magnífico Templo restaurado y engrandecido por Herodes, colocado sobre la inmensa explanada que éste construyó. Hermosos edificios circundaban al imponente Santuario, entre ellos, la inexpugnable fortaleza Antonia. Herodes, siendo extranjero, se procuró el favor de los judíos con esta gran obra que provocó el orgullo y la satisfacción del pueblo.
     Esta era la Jerusalén que recibió la visita de Yeshúa quien vino a ella humilde, en un pollino, cumpliendo la profecía de Zacarías, entre el júbilo de los discípulos que lo aclamaban. Sin embargo, al contemplar la ciudad Jesús lloró sobre ella diciendo (Lucas 19:42-43):
--¡Si también tú conocieras, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos. Vendrán días sobre ti cuando tus enemigos te rodearán con cerca, te sitiarán y por todas partes te estrecharán; te derribarán a tierra y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
     Yeshua amaba profundamente a su pueblo, por eso lloró al ver la terrible tribulación que sufriría en la sofocación por parte del imperio romano, de las revueltas judías del 66 y del 135 d.C.
     Un poco más adelante, confirmó la profecía hablando sobre los edificios del Templo: Lucas 21: 5-6 "A unos que hablaban de que el Templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas volutivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida." Esta profecía se cumplió al pie de la letra, pues Jesús se estaba refiriendo a los edificios del Templo, no al muro exterior. Los judíos de la época estaban orgullosos de la hermosura del templo y los edificios circundantes, es a éstos a los que se refiere la profecía cómo también vemos en el pasaje paralelo de Mateo 24: "Jesús salió del Templo y, cuando ya se iba se acercaron los discípulos para mostrarle LOS EDIFICIOS DEL TEMPLO. Respondiendo él les dijo :-¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada." Esta profecía tuvo su cumplimiento en el año 70 por medio del general romano Tito.
     El Maestro también profetizó que el pueblo elegido sería dispersado por todo el mundo (lo que ocurrió tras la revuelta del 135) y que Jerusalén sería hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de éstos fueran cumplidos. Lucas 21:24 “ Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.” Y efectivamente ha sido así, el pueblo de Israel ha estado disperso hasta 1948 en que se constituyó tal como dijeron los profetas hace miles de años el nuevo Estado de Israel... (Continúa parte 2)

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